El Celta cambia la historia


Foto: as.com
El Celta vive en una nube y buena muestra de ello es el partido de ayer. Tal y como transcurrió el choque durante la primera mitad, el del Recreativo era un encuentro que no hace mucho tiempo se hubiese perdido. Otro Celta, tras arrancar el segundo tiempo en desventaja, se habría espetado una y otra vez contra la defensa rival víctima de la ansiedad. Otro Celta, no hubiera ofrecido el carácter y la intensidad que mostró en los restantes 45 minutos. Otro Celta, simplemente no se hubiera encontrado con dos acciones desafortunadas del rival y, de haberlo hecho, probablemente no las hubiese aprovechado. Pero este Celta es distinto, este Celta parece tocado por una varita mágica, este Celta huele a ascenso.
   
El choque pintaba feo desde el principio. El Recre vino a jugar su partido y se encerró atrás, aunque sin renunciar a dar algún que otro susto aprovechando su velocidad al contraataque. Los vigueses, víctimas de un mediocampo lento y fallón, eran incapaces de otorgar rapidez a sus transiciones, facilitando así el trabajo defensivo de los onubenses. Sólo la chispa de Aspas, de nuevo genial, parecía capaz de abrir la lata.
   
Del gris se pasó al negro tras el gol del Recreativo en su única llegada, y con él el final del récord de imbatibilidad. Otrora, el encuentro estaría sentenciado y la segunda mitad serviría únicamente para ver cómo los de Paco Herrera perecían ante su impotencia e incapacidad. Pero la vida es ahora rosa para los celestes. Los célticos contaron con la fortuna de cara, esa que otras muchas veces les había dado la espalda, y fruto del empuje y de la intensidad que le pusieron al partido, obtuvieron la recompensa. 2-1 y partido remontado en 23 minutos. Ni soñado.
   
A partir de ahí, a sufrir y a asistir a la enésima exhibición defensiva de Oier, quien regresó al lateral en el segundo tiempo en detrimento de un errático Bellvís (es curioso ver cómo Herrera concede mil y una oportunidades a otros, mientras sienta al valenciano tras su primera mala actuación desde que es jugador del Celta). Magnífico también Borja Oubiña, que compensó su mala primera mitad con un sublime segundo tiempo, especialmente en labores de contención. Capítulo aparte merecen Orellana y Iago Aspas. Chileno y moañés se han convertido en la referencia ofensiva del Celta y, en su actual momento de forma, parecen capaces de subir al equipo a los altares de la categoría. Sencillamente, espectaculares.
   
Al final, victoria holgada en un partido que en otra época hubiese terminado en derrota. El Celta está cambiando la historia y ahora parece no sólo capaz de ganar los partidos que se ponen de cara, sino de vencer aquellos que se vuelven en contra. Anímicamente es una victoria que refuerza más que cualquier otra. Es cierto que se ha vuelto a encajar, pero también se ha recuperado el gol y el equipo ha sabido darle la vuelta a un choque complicado. Triunfos como este son más de tres puntos y, además, sirven para enganchar a una afición en cuyo diccionario no aparecía la palabra “remontada”. La confianza es cada vez mayor y la sensación de que esta vez el cuento puede tener final feliz, también. Que el ritmo no pare.  

0 comments:

Publicar un comentario