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Foto: farodevigo.es |
No estaba cumpliendo las expectativas. Tras una temporada
fantástica, esta 2011/2012 se presentaba para Hugo Mallo como la campaña de su
consagración. Reconocido su gran papel en el Mundial Sub-20 (incluso llegó a
optar al Balón de Oro del torneo), equipos como Valencia o Atlético de Madrid
se habían interesado en hacerse con sus servicios. Todo apuntaba a que un gran
año en el Celta, con un posible ascenso de por medio, sería su catapulta
definitiva a la élite del fútbol profesional.
Pero por unas cosas
o por otras, los acontecimientos no tomaron el rumbo previamente diseñado. El
de Marín no comenzó el campeonato con su mejor nivel, fruto quizás de una
pretemporada extraña donde su proceso de preparación se vio alterado por su
convocatoria con la selección española. Desconocido en relación al solvente
lateral de la temporada anterior, Hugo escondió sus mejores cualidades,
aquellas que le habían llevado a tener protagonismo en el panorama futbolístico
nacional. Ya no era ese jugador fiable en defensa, tácticamente correcto y
difícil de superar en el uno contra uno. Tampoco mostró sus virtudes en ataque,
incorporándose en menor medida que antaño y pasando desapercibido en las
acciones ofensivas del conjunto. Aunque de cuando en vez ofrecía destellos de
su rendimiento anterior, no era capaz de encontrar la titularidad y fue
notablemente cuestionado. Oier, e incluso Bellvís a pierna cambiada, estaban
ofreciendo un nivel superior y fueron quienes de arrebatarle por momentos una
titularidad que, a principio de temporada, parecía inaccesible para otro futbolista
que no fuese el gallego.
Casualmente desde
el partido del Sabadell, donde se inicia una etapa exitosa para el Celta
especialmente en el aspecto defensivo, Hugo volvió a enseñar su mejor versión.
Poco a poco, el de Marín fue encontrándose a sí mismo, recuperando su mejor
nivel. Sin hacer encuentros brillantes, abandonó los suspensos de los primeros
partidos para establecerse en el aprobado. Alcanzando el notable por momentos,
el sábado pasado en Girona se puede decir que estuvo casi de sobresaliente. Por
fin, por primera vez esta temporada, el lateral fue de lo más destacado del
equipo, únicamente ensombrecido por un Yoel en estado de gracia. Impecable en
defensa, donde maniató totalmente a Moha (todo lo contrario que en el partido
de ida), no sólo ayudó a mantener la portería a cero, sino que se sumó al
ataque constantemente, participando activamente en el juego ofensivo del
equipo. Incluso tuvo dos oportunidades francas de gol en la segunda parte, muy
similares ambas y que terminaron en el cuerpo de Dani Mallo y rozando el poste,
respectivamente. Sin duda, un gol hubiera sido un justo premio a su gran
partido.
Noticia fantástica
para el Celta. El retorno de Hugo Mallo, probablemente el mejor lateral derecho
de la categoría si está en forma, es una buena nueva excepcional para los
vigueses, tanto en ataque como en defensa. Mucho se habla del indiscutible mérito
que en esta buena dinámica defensiva tienen gente como Túñez, Oier o Yoel, pero
también es cierto que la notable mejoría de Hugo Mallo en las últimas fechas ha
contribuido y mucho a que el cancerbero de Coia siga batiendo registros de
imbatibilidad. El de Marín es un futbolista con un futuro prometedor y que
acabará seguro en Primera División (esperemos que sea con el Celta). El regreso
a su mejor nivel proporciona al Celta un salto cualitativo que seguro se hará
más evidente en las próximas semanas. Y es que “el almirante” ha vuelto, pero
lo mejor de todo es que lo ha hecho para quedarse.
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