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Foto: Eugenio Álvarez |
El gran problema radica en la asistencia a Balaídos. En la primera vuelta, acudieron al templo celeste una media de 8.680 espectadores, siendo el sexto equipo de Segunda con mayor asistencia. Esto quiere decir que hay 4.966 abonados que no acuden ningún fin de semana a Balaídos. No hay ningún club de la categoría de plata que tenga este desfase socios-asistencia; el que más se acerca al Celta sería el Elche con 3.458 abonados que no van al Martínez Valero.
Si hiciésemos una clasificación por asistencia media, el Celta ocuparía la sexta posición por detrás de Deportivo (25.312), Las Palmas (10.320), Hércules (10.201), Murcia (9.056), y Valladolid (8.760). A excepción de A Coruña, el resto son clubes que pertenecen a ciudades con mayor población que Vigo, aunque ninguno de esos clubes tiene la trayectoria del Celta en Primera. De incluir en esa tabla a los equipos de Segunda B, el dato sería más preocupante, ya que el Tenerife cuenta en sus partidos de casa con una asistencia des 9.000 espectadores.
Las causas de este desarraigo del celtismo tienen que buscarse años atrás. Todo comenzó con el retorno al infierno de Segunda en la temporada 2007-08. El varapalo del descenso, unido a decisiones controvertidas de la directiva provocaron que casi 10.000 personas menos acudieran a Balaídos y la asistencia media fuera de 6.720 espectadores, una de las peores cifras en la historia del Celta. Las dos temporadas siguientes la asistencia creció en aproximadamente mil personas por campaña.
Desde el club se mantenía la postura de que la gente no acudía a Balaídos por los malos resultados deportivos, pero esa razón perdió vigencia la pasada campaña. El Celta volvió a pelear por el ascenso y pese a ello la media fue de 10.972, incluido el play off. Esta temporada el conjunto celeste lleva una trayectoria parecida y por el momento acuden al estadio dos mil espectadores menos.
El club no se beneficia del tirón de luchar por el ascenso
La gran pregunta es dónde está el celtismo y por qué muchos seguidores han dejado de acudir a Balaídos. Hay múltiples razones que lo pueden explicar: los horarios, las condiciones climatológicas, la incomodidad de un estadio que se está quedando obsoleto, pero quizás ninguna de ellos parezca una razón de peso para semejante abandono.
El equipo vigués no se benefició del tirón de pelear de nuevo por el ascenso, tardó más de un mes en anunciar las nuevos precios y encima bajó la edad del carné joven de los 26 a los 23, hecho que creó un profundo malestar entre muchos seguidores que no pudieron renovar su abono. Pese a estos errores, el principal problema radica en el propio celtismo. Sorprende como muchos aficionados sí respondían en los buenos momentos y abandonaron el barco cuando las cosas se empezaron a complicar.
La afición no gana partidos, pero es una causa que puede llevar a la consecuencia final que quieren todos los celtistas: el ascenso. Casualidad o no, la pasada temporada ascendieron los clubes que más apoyo recibieron de sus seguidores: Betis, Rayo y Granada. Si la historia se repite, el conjunto vigués quedaría una temporada más en Segunda. Todavía queda tiempo para remediarlo. Comenzando por el domingo.
Marcial Varela / La Voz de Galicia
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