Cuando Pantic y los suyos perdieron los papeles.


Foto: Samuel Sacristán / jotdown.es
Estaba llegando el encuentro al descuento de la segunda parte. El Atlético B achuchaba al Celta B en Barreiro, intentando poner el empate a dos. La buena actuación del portero celeste estaba sirviendo de garantía de que el encuentro llegaría con la victoria para los de Fonsi Valverde al pitido final. Se notaba al conjunto visitante nervioso y en un estado de excitación al no poder superar la barrera celeste. Las protestas eran continuas al conjunto arbitral por el gol anulado y alguna otra decisión discutible. Entonces ocurrió un hecho lamentable.

Víctor Vázquez, el capitán del filial del Celta, se deja caer en el césped con fuertes calambres en el gemelo. Rubén, el portero, acababa de blocar el balón tras un disparo y lo lanza con las manos a saque de banda para que sea atendido su compañero. Era evidente que el defensa estaba mermado y sus gestos de dolor continuaron después hasta el pitido final.

Le estiran un poco los gemelos, se pone en pie y el Atlético B se dispone a sacar. Ante la sorpresa de todos, ponen el balón en juego sin devolverlo al Celta. La grada se pone en pie en medio de fuertes protestas, la afición se arremolina detrás del banquillo colchonero y se le recrimina a Milinko Pantic, ex jugador y actual entrenador del filial atlético, la actitud de sus pupilos, que a punto están de empatar en dicha jugada, remate salvado in extremis por el portero. Pantic se defiende haciendo gestos de que el jugador esta haciendo teatro.

Desde luego se vivieron unos hechos impropios de un partido entre filiales. Algo falla en el club de los Gil cuando se le enseña a sus chavales actos tan antideportivos como no devolver un balón al contrario. Esta tarde Pantic ha emborronado la buena imagen que muchos tenían de él, bien por decirles que no devolvieran la pelota o por no obligarles después a devolverla. Cada uno que saque sus propias conclusiones.

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