Matar o morir

Foto: Marta G. Brea

El fútbol tiene un alto componente bélico, tanto en el hecho de enfrentarse cara a cara dos bandos en un terreno previamente acordado como por aquello de que, normalmente, el mejor estratega se lleva el gato al agua. Pero a parte de esas consideraciones con las que muchos podrán estar de acuerdo o no, lo cierto es que a nivel hablado se utilizan muchísimas expresiones para hablar del balompié elevando un simple deporte a una cuestión de vida o muerte. Como si de una guerra se tratase, en el fútbol hay vencedores y vencidos, se despliegan las “tropas” y se atacan y defienden posiciones previamente estudiadas al detalle. Hay heridos, hay caídos y hay damnificados. Incluso en ocasiones se desenvuelve una épica muy superior, si te sientes implicado, a la de cualquier película sobre la II Guerra Mundial.

Y el Celta, como si de un regimiento en pleno conflicto armado se tratase, se enfrenta a una situación de vida o muerte teniendo en cuenta los objetivos marcados al principio de la temporada y que, por plantilla, parecen totalmente coherentes. Tras las últimas e inesperadas tres derrotas (quien diga lo contrario se está tapando los ojos) la situación es límite en un partido que, de haber puntuado en al menos dos de los últimos tres partidos, no sería tan vital contra un Sabadell que comenzó bien la temporada pero a quien también le urge puntuar tras ocho jornadas sin conocer la victoria.

Las cosas han salido como han salido y el Celta ha de ganar este sábado si no quiere renunciar casi definitivamente (aunque la Liga en Segunda, es cierto, es muy larga) a los puestos de arriba. El resto de equipos no parecen fallar y lo que no creíamos que iba a ser la primera reválida de la temporada en Balaídos tendrá lugar este sábado a las 18.00 horas. Toda una batalla contra los elementos que los pupilos de Herrera (y el mismo Herrera) habrán de sortear si quieren seguir vivos en la encarnizada lucha por el ascenso.

El Celta afronta la jornada además con la baja de uno de sus mejores soldados, un Borja Oubiña que no se ha recuperado de su lesión y que se antoja clave para el devenir fructífero del equipo en este campeonato. Si bien dos de las últimas tres derrotas ocurrieron con él en el campo, lo cierto es que la imagen no dejó de ser positiva. Sin embargo, la semana pasada y sin Borja militando en el medio centro del equipo, la salida de balón fue inexistente y tanto Bustos como Insa se anularon mutuamente en el trabajo de contención. Así que este sábado habrá que matar o morir. Afición incluida. Y veremos cuántos soldados y generales acaban renqueantes y cuestionados. De momento esperaremos atrincherados el curso de unos acontecimientos que prometen, cuanto menos, ser tan emocionantes y sufridos como siempre.