Foto: Ricardo Grobas |
El partido de ayer
ante el Espanyol fue muy preocupante en lo que al estado anímico y futbolístico
del delantero talaverano se refiere. Asentado ya en la suplencia tras la
irrupción de Iago Aspas mes y medio atrás, David parece vivir en un estado de
depresión y amargura constante. No ve puerta desde el ya lejano choque ante el
Girona en Balaídos y cada vez cuenta con menos minutos. No sólo la portería
rival le rehuye, sino que el balón parece quemarle en los pies. Frente a los
pericos, al igual que en los últimos partidos, su aportación ha estado muy por
debajo del nivel que se le presupone. Además, su actitud dista mucho de lo
idóneo para afrontar esta situación, pues más que ansiedad, es tristeza y
resignación lo que se aprecia en su rostro.
Y esto no puede ser,
necesitamos recuperar al mejor David Rodríguez y lo necesitamos ya. No voy a
ser hipócrita y decir aquí que sería mi delantero titular cuando considero que
Iago Aspas está, futbolísticamente, un peldaño por encima. Pero tampoco
injusto, pues los números de David en el pasado son dignos de reconocer: fue el
Pichichi del equipo el año pasado con 17 dianas, mientras que esta temporada,
hasta que perdió la titularidad, había hecho ya seis tantos.
Es cierto que no
tiene la calidad técnica de otros (véase Iago Aspas), ni su capacidad de
asociación. No es un delantero de combinar, es un delantero de estar. El juego
aéreo no es su fuerte y en más de una ocasión se ha mostrado muy fallón,
errando inconcebiblemente oportunidades clarísimas.
No obstante, no hay
rematador como él en el equipo. Hombre de área, siempre en el momento justo y
en el lugar exacto. Se aburre de tirar excelentes desmarques en cada partido,
ofreciendo siempre una alternativa a sus compañeros. Corre como el que más en
defensa y es de los delanteros más veloces de la liga.
En fin, sus
cualidades para gozar de minutos en este Celta (quizás no como titular
indiscutible, pero sí como buena alternativa en la punta de ataque) están fuera
de toda duda. Herrera debería hablar con él, mimarlo un poco, hacerle ver que
su labor en este equipo es importante para alcanzar el sueño de la Primera
División, resucitarlo. Si no, corre el riesgo de de perderlo por tiempo
indefinido. Y, sinceramente, el Celta no está para desperdiciar los goles de
nadie, y menos de un futbolista que, en buena forma, te garantiza entre 15 y 20
por temporada. Lo dicho David: ¡levántate y marca!
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