La vida en perico


Foto: Marta G. Brea

Hay clubes que se aman por éxito y otros que se te cuelan en la sangre porque se sufren. El Espanyol pertenece a estos. Exige una militancia intensa. Es complicado vivir del escaso oxígeno que el Barça deja libre en Cataluña. Lo saben Herrera, De Lucas, Catalá y Joan Tomás, especialmente los tres futbolistas célticos criados en la cantera blanquiazul. Gentes desconocidas se hermanan en esos colores. "Es un club muy familiar", define el central.

Pasión perica en Vigo. Paco Herrera y tres de sus jugadores, Quique de Lucas, David Catalá y Joan Tomás, militaron en el Espanyol, próximo rival copero del Celta. Es la suya una devoción que no se pierde, forjada a contracorriente en el país azulgrana. "El perico lo es de corazón", concreta Joan Tomás. Los amores sufridos siempre permanecen.

Es Herrera el más tibio en su fe. Barcelonés de nacimiento, extremeño sentimental, el Sabadell fue el club de sus entretelas jóvenes. Como técnico, se estrenó en el Badajoz. En el Espanyol aterrizaría en 2006 como director deportivo. Lo habían ido a buscar al Liverpool. Ocupó ese despacho durante dos temporadas y media, con la disputa de la final de la UEFA ante el Sevilla como gran conquista. "No soy un perico de corazón, pero sí un aficionado del Espanyol. Desde pequeño es un equipo que me ha caído bien. Pero no tengo ese cartel. Soy simpatizante, diría yo", admite.

Mucho ha cambiado el club barcelonés desde entonces, aunque conserva algunas conexiones. "Me queda mucha gente que sigue ligada al club como el delegado de toda la vida, José María Calzón, un profesional impresionante al que quiero muchísimo. Hay personas de este tipo. Será una satisfacción reencontrarme con ellas".

Los vínculos con el Espanyol son más intensos en el caso de sus jugadores. Quique de Lucas fue la gran perla de la prolífica cantera blanquiazul a finales de los noventa. Y el que más apariciones tuvo de entre los hoy celestes con el primer equipo. 95 partidos y 21 goles entre 1997 y 2002. Deslumbró con sus trallazos. El fútbol español lo bautizó como el "Brad Pitt" de Hospitalet. Un tipo llamativo en la cancha y contundente en la sala de prensa, de trashumante trayectoria posterior.

A Catalá le hubiera gustado tener tanta cabida entre los mayores. El Espanyol es el club de su vida. El profesor de gimnasia de su colegio se fijó en aquel chico larguirucho que apuntaba maneras. Ligado al Espanyol, envió a Catalá a efectuar una prueba con 10 años. Estuvo hasta los 22. "Me crié allí. Me queda ese sentimiento de ser del Espanyol. Son los que me hicieron crecer como futbolista y persona", estima. "Solo pude jugar ocho partidos con el primer equipo. Me hubiera gustado jugar más. Así funciona el fútbol. Me ilusiona jugar contra ellos".

Vestido de blanquiazul vivió ese rito iniciático que todo futbolista retiene con precisión. Debutó en el campo del Numancia. "Una jornada agridulce. Perdimos. Queda el recuerdo bonito del estreno en Primera". Curiosamente compartió el eje defensivo con el actual entrenador del Espanyol, Mauricio Pochettino. "No coincidimos mucho. Fue su último año. Siempre se le consideró un jugador muy especial y para los que subíamos, un espejo en el que mirarse. Era un líder caristmático. Y como entrenador está haciendo un trabajo magnífico".

Joan Tomás ni siquiera pudo desvirgarse profesionalmente con la camiseta que había vestido desde cadetes. El filial fue su techo. No le amarga el final. "Después de tantos años, trabajaba para estar lo más arriba posible. No pudo ser. Me fui a buscar la vida en otro club. Tengo muy buenos recuerdos. Es el equipo que me ha sacado a este mundo del fútbol. Estoy agradecido".

El perico se cría en territorio hostil. Paradojas históricas. El Barça fue fundado por suizos e ingleses en 1899. Con los clubes barceloneses copados por extranjeros, fueron catalanes los que fundaron el Espanyol, entonces como Sociedad Española de Football. Con el tiempo, el Barça se convertiría en un elemento simbólico esencial para el catalanismo. El Español se haría el predilecto de la emigración. Una división social y política que se ha ido difuminando en la última década. "Siempre se ha vinculado al Espanyol con el Real Madrid por esa rivalidad con el Barcelona. Ahora se está haciendo más masa social. Eso está olvidado. Es un equipo más de Barcelona", analiza Catalá.

Discriminación institucional

Sí permanece el sentido de pertenencia a un colectivo minoritario. "Somos pocos la gente perica. Es un sentimiento muy arraigado. La gente se apoya entre sí", conviene Joan Tomás. Herrera acepta: "Es un club especial por muchas cosas. En cualquier zona de Cataluña hay una minoría perica muy definida. Es parte de su encanto". Y no mengua la sensación de sentirse discriminado a nivel institucional. "El Espanyol se queja de que todas las ayudas se dirigen al Barça. Es normal vivir a su sombra. Pero es un club que se tiene que respetar más. Deberían darle más importancia", sostiene Catalá.

La construcción de Cornellá, tras el largo exilio en el frío Montjuic, ha supuesto un notable impulso para el club. "Tengo muchas ganas de jugar allí", indica Catalá. "Todo el mundo habla muy bien de Cornellá. Me hace ilusión. No he tenido la oportunidad. Jugué en Montjuic. Entrené alguna vez en Sarriá, que sigue siendo el estandarte. Siempre será el estadio en la memoria de la afición. Aunque ahora con el campo nuevo se olvida más".

La cantera es también seña de identidad, a medio camino entre la voluntad y la necesidad. "La cuidan. Es su fuente de generar futbolistas y de lograr traspasos importantes. Seguirán así", anticipa Joan Tomás. Catalá resume: "Es la base de su filosofía". Y también una forma de proselitismo que les permite competir con la omnipresencia culé. El niño que escoja al Espanyol como primer amor morirá de anciano siendo perico.

Armando Álvarez (Faro de Vigo)

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