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Foto: Eugenio Álvarez |
Hace algunos años, en torno a 15, el Celta comenzó el que se consolidaría como el proyecto más ambicioso de su historia. Con los fichajes de jugadores de la talla de Mostovoi, Mazinho, Karpin, Penev y compañía y con Javier Irureta al mando, el Celta consiguió volver a jugar una competición europea tras varias décadas sin hacerlo. Un año después, el entrenador vasco abandonaría el banquillo celeste para tomar rumbo a A Coruña. Su sustituto fue Víctor Fernández. Fue entonces cuando se tomó una de las decisiones más complicadas de nuestra historia. Por fin teníamos un equipo capacitado para ganar, un equipo que podría codearse con los más grandes. El técnico aragonés tomó la siempre difícil decisión de intentar ganar jugando bien al fútbol. Es verdad, que su etapa no nos dejó ni un solo título oficial, pero si nos dejó un sinfín de partidos inolvidables, consiguiendo que disfrutásemos viendo a nuestro equipo codeándose con los más grandes de España y Europa.
Pero ahora ya casi estamos en el 2012, y todo eso queda muy lejos. En 2002, Víctor Fernández abandonó el banquillo vigués y así, la filosofía que nos hizo grandes, aquella que da prioridad al juego frente al resultado, pasó a mejor vida, con la excepción del período en el que Eusebio Sacristán dirigió el equipo celeste.
Tras cinco largas temporadas en Segunda División, 2011 fue el año en el que más cerca hemos estado del ansiado regreso. En un año que comenzó de forma inmejorable y que se acabó caracterizando por la irregularidad de nuestro equipo, una amarga tanda de penaltis en los Cármenes nos impidió cumplir nuestro sueño.
Paco Herrera dotó a su equipo de un estilo directo y muy físico que si bien nos logró devolver la ilusión, se acabó mostrando ineficaz. La fragilidad defensiva y la excesiva dependencia de algunos jugadores básicos en un sistema así lo han condenado al fracaso. Así, el técnico catalán ha decidido, probablemente motivado más por las características de la plantilla que por sus propios ideales futbolísticos, regresar a la filosofía que nos hizo grandes, aquella que dice que al fútbol se juega dando velocidad al balón y no a los futbolistas, aquella que dice que lo primero es convencer con tu juego. No sé si esa filosofía nos devolverá a Primera, pero sí estoy seguro de que con ella disfrutaremos de nuestro equipo como hacía años que no lo hacíamos.
Así, lo único que le pido a 2012 es que Paco Herrera no abandone esta nueva filosofía, que nos permita volver a disfrutar de nuestro Celta, porque al fin y al cabo, el fútbol tiene una deuda con nosotros, y no tengo dudas de que si seguimos componiendo cantos al fútbol en forma de partido cada fin de semana, esa deuda, que viene de la etapa de Víctor Fernández, acabará siendo compensada.
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