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| Foto: Ricardo Grobas |
Al finalizar el derbi, los participantes y los medios de comunicación coincidían en que se había visto un partido de Primera. Ese era el titular preferido por casi todos los que allí habían estado o los que habían seguido el partido por televisión. Por muchísimas cosas lo era, primero por la historia de ambos equipos, habitualmente en la máxima categoría, segundo por el ambiente, la tensión, el escenario en definitiva, tercero por la expectación generada ante la ausencia de Liga en Primera, la declaración de partido de alto riesgo, la presencia policial, etc, y por último, por la categoría de los futbolistas que formaban en ambos equipos.
Ejemplos de jugadores de Primera los teníamos en ambos equipos. Por el Deportivo, muchos de ellos ya han jugado en la máxima categoría, aunque eso no te convierte en jugador de Primera, pero futbolistas como Aranzubía, Colotto o Salomao irían sobrados seguramente en Primera División, y por parte del Celta, los Roberto Lago, Álex López, Iago Aspas o De Lucas, son jugadores con condiciones para estar en la mal llamada Liga de las estrellas.
Ahora bien, por encima de todos ellos, dos estrellas brillaban con luz propia en Riazor. Dos internacionales absolutos por España, dos emblemas para ambos equipos, que volvieron a demostrar su clase y su categoría en un partido especial: Oubiña y Valerón. Ambos tienen además en común las graves lesiones que padecieron en el reciente pasado y que pusieron en jaque sus carreras. Oubiña, tras cuatro años de calvario ha vuelto por sus fueros y vuelve a estar muy cerca de aquel Oubiña que convenció a Luis Aragonés para ser internacional absoluto. El vigués volvía a un escenario grande después de muchas batallas en solitario en A Madroa o en los quirófanos, y respondió a la perfección, dejando huella de su enorme clase y astucia futbolística.
Mención aparte merece Valerón. El canario es un futbolista excelso, de los que ya no abundan. Un tipo que juega a su ritmo y marca el ritmo de los partidos con su trote cochinero. No necesita más. Sus cualidades son de sobra conocidas, y por eso ha superado la cuarentena de entorchados con la selección española. Lleva diez años marcando el ritmo del Deportivo, que juega a lo que él quiere, y cuando él quiere. Un tipo que tras una década en el Deportivo tiene el respeto de la afición céltica, el eterno rival, tiene que ser sin duda un buen tipo, y es que su comportamiento dentro y fuera de los terrenos de juego ha sido ejemplar durante su estancia en Riazor. Nadie en Vigo odia a Valerón y eso demuestra muchas cosas. Es un jugadorazo, igual que Oubiña, que también fuera de los terrenos de juego ha demostrado estar a la altura.




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