Previa Deportivo-Celta: "La madre de todas las batallas"



El tiempo ya ha devorado poco más de cuatro años y medio. Concretamente 55 meses, 236 semanas, 1673 días, 40152 horas… Impasible como de costumbre, el reloj ha llenado el vacío de infamia y esperanza a partes desiguales. Tres campañas horripilantes, solamente comestibles por una utópica aventura copera, y una temporada ilusionante consumida trágicamente a las puertas de la Alhambra. Desde entonces no ha habido enfrentamiento como el de esta noche. Sólo el duelo en tierras nazarís podría equipararse al que nos espera a partir de las 20:00 horas. Regresa el derbi, Celta y Deportivo vuelven a verse las caras. El escenario poco o nada se asemejará al de antaño. En esta ocasión la cita es en el infierno, donde celestes y blanquiazules pagan el peaje de su época en las alturas. Juntos en las catacumbas, la travesía hacia el cielo se hace más llevadera. Inevitablemente, ambas escuadras desprenden una necesidad recíproca del rival: el Celta no puede vivir sin el Deportivo y el Deportivo no puede vivir sin el Celta. Y, por supuesto, ninguno de los dos podría vivir sin este choque.

El partido llega en el mejor momento para los de Paco Herrera. Cuatro victorias consecutivas y un tercer puesto en la clasificación así lo avalan. Los celestes, que cuentan con tres puntos más que su adversario, procurarán meter la quinta y conquistar un Riazor a reventar, pero que seguro no logrará silenciar a las más de 2000 gargantas viguesas dispuestas a dejarse la voz en A Coruña a cambio de una victoria. Con un ambiente infernal en contra, los célticos tienen la oportunidad de dar un golpe sobre la mesa y certificar su candidatura al ascenso. Es en los grandes duelos donde un equipo demuestra su caché y la veracidad o no de sus aspiraciones. En el mejor escenario posible, la guarida del eterno rival, el Celta puede y debe ofrecer sus credenciales en lo que será un choque apasionante y vibrante, capaz de recuperar la magia de aquellos enfrentamientos legendarios de principios de milenio.

Es la valentía, que no la temeridad, el mejor arma en el campo de batalla. Por ello Herrera debiera continuar apostando por la fórmula que últimamente tan bien le está funcionando. Aquella en la que el balón es el protagonista y los veloces malabaristas del Celta los actores. Aquella en la que Yoel estará en portería; línea de cuatro con Oier, Vila, Catalá y Lago; Oubiña y Álex López al mando de las operaciones; De Lucas, Bermejo y Orellana en la zona de cocción; y un motivadísimo Iago Aspas para dar el toque final. La única duda surge en el costado izquierdo, donde el chileno podría dejar su sitio a la inventiva y el último pase de Joan Tomás. Asimismo, no se descartan otros cambios como el de Aspas por David, en pos de que prime lo futbolístico ante lo emocional, o de Vila por Bellvís, pasando Oier al puesto de central diestro.

Por su parte, el derbi llega con urgencias al otro lado de la Autopista del Atlántico. El Deportivo y su afición comienzan a ser conscientes de que Segunda no es un camino de rosas y que el escudo y la historia no sirven para ganar partidos. Otros, incluido el Celta, lo han sufrido antes. Acuden a la cita tres puntos por debajo del rival, lo que les obliga a puntuar si no quieren que la distancia comience a ser considerable. Fuera de los puestos de play-off, el partido se presenta para los blanquiazules como un buen momento para espantar a los fantasmas y empezar a asomar la cabeza por la parte alta de la Liga Adelante. El técnico coruñés, Jose Luis Oltra, dispondrá de un equipo formado por Aranzubía bajor palos; defensa de cuatro con Laure, Colotto, Aythami y Ayoze; doble pivote para Álex Bergantiños y Juan Domínguez; Salomao, Valerón y Riki en el trío de mediapuntas; y Lassad arriba. Para este derbi, los blanquiazules recuperan efectivos como Bruno Gama, Borja Fernández o Xisco. Evidentemente la grada estará de su lado, pero con ella también la presión y la obligación de ganar.

Vuelve el partido de los partidos, la madre de todas las batallas en el fútbol gallego. Celta y Deportivo saltarán hoy al césped de Riazor, bajo el silbato del polémico y peligroso López Acera, para escribir un nuevo capítulo de una rivalidad eterna. Los vigueses llegan en el momento idóneo para vencer esta primera manga. Aunque un derbi es un derbi y todo puede pasar, el optimismo lejano a la euforia es un sentimiento que debe inundar las mentes y corazones celestes, pues hay razones para ello. Si la defensa se comporta correctamente y la dinamita atacante está afinada, existen argumentos para creer en un triunfo que vale mucho más que tres puntos. Un triunfo que, al margen de los efectos clasificatorios (podría colocar al Celta en ascenso directo y a seis puntos del Deportivo), supondría la primera piedra para construir un futuro pintado de celeste en Galicia. ¡Imos Celta!

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