Señoras y señores, con ustedes Borja Oubiña


Como si de una vieja banda de rock que vuelve a reunirse o de un director de Cine que rompe un forzoso silencio por exilio, ha vuelto. Como si después de muchos años buscándose el pan en otro sitio, la morriña le ha hecho regresar. Parece que ya está aquí. El mejor Borja Oubiña asoma la cabeza. El partido del sábado, además de la evidente alegría que supone ganar al fin en casa y hacerlo con tal autoridad, nos deja una lectura mucho más feliz y satisfactoria: la vuelta futbolística del gran capitán. Tras una larga travesía por el desierto en forma de grave lesión y peor recuperación, Borja ve la luz al final del túnel y con él la vemos nosotros. Su partidazo ante el Huesca es buena prueba de ello. Y que no les engañe la entidad del rival, porque peores equipos nos han pintado ya la cara en Balaídos en numerosas ocasiones, por lo que esta vez no se trata de un espejismo como el día del Valladolid en Copa o similares. Esta vez es de verdad.

Soy de los que piensan que la recuperación de Borja y su consiguiente acoplamiento en el equipo de gala de esta temporada es una de las claves más importantes del ansiado ascenso. Pocos mediocampistas hay en la categoría con tanta clase y tan buen hacer deportivo. Oubiña es un espécimen en peligro de extinción en la categoría de plata. Su hábitat, sus características y su fútbol son carne de Primera División. Estoy completamente seguro de que si la desgraciada acción con Dirk Kuyt en aquella tarde inglesa no hubiera tenido lugar, estaríamos hablando de un jugador con una trayectoria inmaculada, con cierto peso en el fútbol español y quizá incluso con sendas apariciones en la selección española. La desgracia de las hipótesis y de las elucubraciones es que nunca jamás podremos comprobarlas. Lo importante ahora es que Borja está con nuestro Celta y que su crecimiento provocará irremediablemente el del equipo.

Tres claves para entender el juego de Borja

El enfrentamiento contra el Huesca, en el que Oubiña llevó excelentemente la manija del Celta, nos deja tres puntos a analizar de mucha importancia para entender por qué el Celta ganó con tanta claridad. Evidentemente Borja no se hace de valer por sí solo, y es una realidad que Joan Tomás, Iago Aspas o Álex López fueron también claves para el dominio apabullantemente celeste que presenciamos el pasado sábado. Pero este rendimiento, y estoy completamente seguro de ello, es provocado por un hombre que se hace con el medio campo con una autoridad ejemplar. Por tres cosas:

1. Presión adelantada: en casi todas las fases del partido en las que el Celta perdió el balón en el campo del Huesca, Borja estaba allí o bien para recuperarlo o para intimidar con una presión de relámpago. Esto provocó dos cosas: o bien el Huesca perdía el balón rápidamente o bien lo rifaba de forma que fuese más sencillo recuperarlo desde la línea de defensa. Impresionante la intuición del capitán a la hora de anticiparse a las jugadas y de perseguir rivales incluso antes de que éstos controlen el balón. Borja adelanta la presión y con ello arrastra al equipo, provocando una monopolización del balón.

2. Toco y me desmarco: Borja no deja nunca de aparecer, algo elemental en el fútbol de hoy en día para un mediocampista pero que no muchos mecanizan como él lo hace. En el momento de dar el pase Oubiña ya está dando otra opción al compañero. Se mueve, se desmarca, se ofrece. Esto es algo que no tiene casi ningún jugador en el Celta y, los que lo tienen, lo muestran de una forma muy intermitente.

3. Un primer toque de categoría: jugar al primer toque es un privilegio reservado a unos pocos. Y a muchos menos que jueguen en una posición tan llena de responsabilidad como lo hace Borja Oubiña. Sí, es cierto que por querer darla de primeras muchas veces perdió el balón o dio pases incorrectos a sus compañeros, pero ya le saldrán más continuamente. Solamente el hecho de querer jugar rápido ya contagia al resto y favorece una velocidad que el Celta necesita como el comer. Borja es el jugador perfecto para esas oleadas tan peligrosas que vinieron una tras otra en la segunda parte.

Así que estamos de enhorabuena. Borja Oubiña estña recuperado y el Celta crece con él. No os podéis ni imaginar la alegría que sentí en mi butaca al verlo jugar con tanta confianza, incluso al verlo arrancar en conducción con el balón como lo hacía antaño. Lo echaba de menos. Ahora solo falta confiar en que Herrera, quien se mostró entusiasmado al final del partido con él, le de la continuidad necesaria y sepa administrarlo bien. Si Borja está bien, el Celta estará bien. No tengo ningún tipo de duda al respecto. Señoras y señores, con todos ustedes Borja Oubiña. Que empiece el show.

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