Bernardello jamás olvidará el pase que el domingo le dio Miranda Torres. La asistencia no se la esperaba el centrocampista del Almería. Nunca un árbitro le había mostrado tanta generosidad en un partido. Así que actuó con rapidez: armó la pierna derecha y desde treinta metros lanzó un misil que se coló en la portería del Celta. Gol y tres puntos para el conjunto rojiblanco, que no se podía quejar de la ayuda arbitral.
Si la jugada resultó extraña, la actitud posterior del colegiado llamó la atención de los jugadores del Celta. Miranda Torres se presentó en el vestuario del conjunto vigués, una vez finalizado el partido, para expresarle sus disculpas por participar de manera involuntaria en el gol del Almería. "Nos dijo que cuando ocurrió la jugada se quería morir porque él ha jugado al fútbol en categorías inferiores y entendía lo que nos podía doler. Pero fue una acción de mala suerte", explica David Rodríguez, después de apuntar que Miranda Torres acudió raudo a expresarle el desasosiego que le había producido su colaboración en el tanto de Bernardello.
Quien mejor describió la desafortunada acción del colegiado fue Toni Rodríguez. El centrocampista del Celta sería el receptor del balón si Miranda Torres no interceptase el pase que le había dado Natxo Insa para montar un contraataque. "Es una jugada en la que el balón le cae a Natxo, me ve y me da un pase con el que los cogíamos descolocados [a los jugadores del Almería]. El árbitro pasó por delante y la cortó con un gesto involuntario. Es una faena, pero el fútbol es así", comentó Toni.
Para su compañero Cristian Bustos, se trató de "una jugada desgraciada que nos hizo perder el partido. Nos queda un mal sabor de boca por todo, pero hay que seguir adelante". Tampoco se sintió bien Miranda Torres, como después explicaría a los célticos, cuando vio que Sergio no alcanzaba el balón lanzado por el centrocampista rojiblanco. El colegiado de 39 años, nacido en la localidad barcelonesa de Mataró, sabía lo que podían estar pensando los jugadores, sobre todo el portero del equipo vigués.
Antes de dedicarse al arbitraje, Miranda Torres fue futbolista en las categorías inferiores del Barcelona. Ejerció como portero del filial y del tercer equipo del club azulgrana, así como del Sant Andreu. No pasó de jugar en Segunda División B, por lo que decidió interrumpir su carrera y pasarse al arbitraje.
Actualmente es uno de los más destacados colegiados de Segunda División. Así, la temporada pasada fue designado para dirigir la final de la promoción de ascenso a Primera, el polémico partido entre el Elche y el Granada. Entre los galardones obtenidos en su carrera guarda uno muy especial: el trofeo Guruceta, con el que el diario Marca designa a los mejores colegiados de las dos principales categorías del fútbol español. Esta temporada entrará en la lista que recoge las asistencias de gol. La que le dio el domingo a Bernardello no la olvidará jamás. Sin quererlo, el exguardameta catalán hizo la mejor jugada de su vida.
Fuente: Faro de Vigo
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