Hablaba Charles Darwin, en su teoría sobre la evolución de las especies, acerca del feroz estado de competición que se vive en el medio natural. La lucha por la supervivencia, lo denominaba, en la que sólo los más fuertes triunfan, haciendo desaparecer a los más débiles, los cuales perecen. La ley de la vida, que dirán muchos: pisar o ser pisado, ser mejor o ser derrotado. Es algo tan cierto que, incluso doscientos años después, su teoría sigue vigente; y no sólo en el ámbito biológico, sino también en el económico e, incluso, en el deportivo.
Un equipo de fútbol, al fin y al cabo, es como un medio natural plagado de diversas especies con diferentes cualidades. En general, algunas de esas especies comparten características o similitudes entre sí, lo que las hace ser rivales dentro de tal amplia diversidad. Cada uno de esos seres vivos debe competir, no por la vida, sino por la titularidad. Se trata de demostrar a la Madre Naturaleza, en este caso el entrenador, que sus cualidades se adaptan mejor al medio natural, que las del oponente. Aquellas que cumplan los requisitos que se exigen sobrevivirán, mientras que las que no lo hagan morirán en la eterna soledad del banquillo.
Poco antes en el tiempo, el filósofo y economista escocés Adam Smith realzaba las ventajas de un mundo competitivo, principalmente en el ámbito económico. Afirmaba la existencia de una “mano invisible” capaz de marcar los designios del mercado, siempre y cuando cada uno de sus elementos caminasen en pos de su propio beneficio, lo que a la larga repercutirá en el beneficio colectivo.
Bien, pues aunque no lo parezca, esto también es fútbol: la competencia entre futbolistas hace que cada uno dé lo mejor de sí, en la procura de su propio beneficio, lo que incidirá en lo colectivo, que se verá mejorado por el aumento en la calidad de dicho jugador. ¿Y el por qué de todo esto? Pues viene al hilo de las preocupantes actuaciones tanto de Roberto Lago como, sobre todo, de Hugo Mallo en los últimos encuentros, al tiempo que Bellvís, nuevo fichaje celeste, ha dejado una muy buena impresión en los choques en los que ha sido de la partida.
La nueva adquisición celeste apareció a escasas dos semanas de terminar el mercado de fichajes, y su contratación fue toda una sorpresa para una afición que aguardaba la llegada de un central y no de un lateral como él. Llegó con la vitola de “el hombre de los tres descensos”, pues había bajado de categoría en las últimas tres temporadas: la primera con el Numancia, y las dos siguientes, de manera consecutiva, con el Tenerife. Además, arribó con la incuestionable etiqueta de suplente: la gran temporada que hicieron tanto Lago como Mallo, así lo obligaba. Pero ha comenzado la competición y, por lo menos en mi caso, la visión sobre Bellvís ha cambiado.
Bien por la sanción de Lago, o bien por la marcha de Hugo Mallo con la selección española sub21, Bellvís ha tenido que disputar los tres primeros partidos del Celta: los dos choques ligueros frente a Murcia y Recreativo, así como el duelo copero frente a Las Palmas. Además, en los dos últimos, lo ha hecho a pierna cambiada, en el flanco derecho, pues Oier también estaba lesionado, realizando buenos encuentros. En mi opinión, ha sido la más grata sorpresa de este inicio de Liga: sobrio en defensa, es cierto que no se prodiga tanto como sus competidores en ataque, pero tampoco es un lateral que no cruce el centro del campo; no se complica y ha demostrado saber adaptarse a las necesidades del equipo.
En cambio, tanto Lago como Mallo no han demostrado el nivel que de verdad poseen, sobre todo el segundo. Ambos no estuvieron bien este domingo contra el Elche, y tanto Mallo en Murcia como Lago en Huelva pudieron hacer algo más para evitar los goles rivales. Sus actuaciones, especialmente las del lateral de Marín, han dejado mucho que desear y son, en parte, culpables de la fragilidad defensiva del Celta.
Quiero dejar claro que no estoy exigiendo la suplencia de ninguno de estos dos futbolistas. Es más, si yo fuera el técnico saldrían de inicio del domingo en Almería. Pienso que, principalmente en esta última temporada, se han ganado el rédito y la confianza suficiente como para admitirles un par de malos partidos. Pero hay que recordar que, en este curso que acaba de empezar, no pueden caer en la relajación. ¿Por qué? Pues, porque este año tienen competencia, y buena según lo visto.
Durante el año pasado, sólo Murillo, muy inferior a ambos laterales en esa demarcación, era la única amenaza de suplencia. Pero esta temporada, eso no es así. Ahora, tanto Bellvís como Oier pueden poner en problemas a los dos gallegos. Al segundo todavía no lo hemos visto debido a las lesiones, pero el primero ha dado muestras de un nivel más que óptimo para apartar tanto a Mallo como a Lago de la titularidad.
En mi opinión, fantástica noticia para el Celta. Estoy de acuerdo con Smith acerca de que la competencia favorece al colectivo. Estoy seguro de que Bellvís hará mejores a Hugo Mallo y Roberto Lago, siendo estos dos conscientes de que, ante cualquier fallo, el nuevo fichaje estará ahí para reclamar su oportunidad. Y viceversa. Confío en que este domingo el de Marín y el de O Calvario salten al césped de los Juegos del Mediterráneo como titulares; como también confío en que sus malos partidos son cosa del pasado y que, a partir de este domingo, volveremos a ver la mejor versión de los dos carrileros celestes. Sería lo mejor para el Celta.
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