No es ningún secreto que el Celta sufre en las jugadas a balón parado. Desde mucho tiempo atrás, por ejemplo durante la etapa en Primera División con Fernando Vázquez en el banquillo, el club celtiña ha recibido multitud de goles en jugadas de estrategia a lo largo de la temporada. Ya el curso pasado, bajo las órdenes de Paco Herrera, el equipo olívico mostró fragilidad en este tipo de lances del juego, y esa carencia ha seguido manifestándose hasta esta pretemporada, donde el equipo no ha sido capaz de subsanar ese problema.
Y no es algo que incumba exclusivamente al ámbito defensivo, sino que abarca también la parcela atacante. El Celta es uno de los equipos de la categoría que menos partido saca a la estrategia. Haciendo memoria, en la anterior campaña, solamente podemos extraer cuatro o cinco acciones en los que la pizarra ayudó a la escuadra celeste: el gol de Michu al Recreativo, la diana de David en Elche, el tanto de Túñez también contra el conjunto ilicitano y el doblete de Catalá en Girona y Tenerife. Unos datos bastante pobres para un conjunto que aspira a ascender a Primera División.
Precisamente son Túñez y Catalá los futbolistas del plantel más destacados en este aspecto. Ambos, junto a Ortega, muestran seguridad defensiva en los balones por alto, algo de lo que, quizás por no ser su posición ideal, todavía carece Jonathan Vila. Por lo demás, el equipo vigués, sobre todo tras la marcha de Michu, cuenta con una plantilla de escaso poder aéreo. A excepción de los ya nombrados, ningún otro futbolista cuenta con una envergadura notable, pero tampoco destaca, precisamente, por su juego de cabeza. Entre otras cosas, Bermejo llega para subsanar esa deficiencia en ataque.
Mientras, Yoel no acaba de mostrar confianza y seguridad en los balones por alto, algo que acrecenta la debilidad del conjunto en este aspecto. Las salidas del portero son, en mi opinión, la jugada más difícil en el fútbol, y se puede contar con los dedos de una mano a los cancerberos que dominan esta faceta. Esperemos que Yoel mejore y se consolide como un portero seguro tanto por abajo como por arriba.
Aunque no es algo fundamental, pienso que este defecto debe corregirse. En una categoría como la Segunda División, tan reñida e igualada, los pequeños detalles pueden decidir un partido o un ascenso. En ocasiones, una jugada a balón parado puede servir para conseguir tres puntos, así como para perderlos. Es necesario que Herrera se tome esto en serio y corrija las deficiencias del conjunto en este ámbito, pues, si queremos ascender, debemos dejar a un lado, de una vez por todas, ese crónico mal de altura que nos persigue.
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