El fichaje de Bellvís, un recambio de ciertas garantías para Roberto Lago, reconcilió en cierta manera al sector más crítico con la política deportiva del club. Cuando ya pensábamos que afrontaríamos una nueva temporada con solo un sustituto para los dos laterales, el club sorprendió con un fichaje llevado con mucho sigilo por parte del club. Fue, sin embargo, un espejismo, porque unas horas después, precisamente durante la presentación del propio futbolista, Torrecilla nos volvía a poner los pies en el suelo al anunciar que no habría más fichajes para la retaguardia, así que el famoso y necesario fichaje del cuarto central tendrá que esperar hasta que la cordura llegue a casa Ceta.
La opción parece ser reconvertir a Oier de forma esporádica para echar un cable, una vez que se ha dicho por activa y por pasiva que Ortega no sirve para Paco Herrera. Supongo que será mejor eso que nada, pero en el club se piensa que nada es más que Ortega. Y nada es lo que vamos a tener. No va a haber fichajes salvo que se produzca alguna salida de los tres centrales disponibles actualmente, así que tendremos que conformarnos, rezar lo que podamos, y asumir nuevamente un riesgo innecesario, esperando que Soto madure futbolísticamente a la velocidad del rayo, o bien que Oier resulte ser más polivalente de lo que se dijo en su presentación.
¿Por qué se hacen las cosas así?. Se me escapa. Son cuestiones que maneja el director deportivo, el general y el Presidente, que para eso cobran por sus cargos y deben estar mucho más preparados que nosotros. El propio Mouriño se vanaglorió de haber "casi ascendido" con una defensa escasa la pasada temporada. Así que la solución es asumir más riesgo y debilitarla más aún. Seguramente fue eso lo que falló.
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