Hace dos semanas, Andrés Túñez era suplente en el Celta, y no sólo eso, sino que era un jugador casi marginal en los planes de Paco Herrera, quedándose con cierta frecuencia fuera de las convocatorias salvo cuando las ausencias o lesiones obligaban a Herrera a contar con él. Su futuro en el Celta era incierto y prácticamente nadie en el celtismo se acordaba de él.
Pero las malas actuaciones de los centrales titulares unido a una crisis de resultados dramática forzó a Herrera a hacer cambios, y ahí apareció el nombre de Túñez, que pasó a ser titular, hizo dos buenos partidos y cuenta con la aprobación de la hinchada celtiña y probablemente del propio Herrera. Si todo eso ya era positivo, ayer se conoció la preselección de César Farías para la Copa América. Y ahí estaba su nombre.
La vida cambia en un instante. Y el cambio de Túñez ha sido radical. Ahora se debate entre el play-off y el sueño de ser internacional absoluto y disputar la Copa América ante selecciones como Brasil, Argentina, Paraguay, Chile... como el propio Túñez describió, sería algo bestial.
¿Qué hacer en una situación así? No debe ser fácil. Por un lado está la sensación de responsabilidad que te impulsaría a ayudar a tu club en el objetivo del ascenso a Primera, y por otro está la tremenda ilusión de cumplir un sueño por el que muchos futbolistas pagarían. No, definitivamente no debe ser fácil.
Para nosotros, los celtistas, la noticia debería llenarnos de orgullo. No todos los equipos de Segunda tendrán un futbolista en la Copa América, y sí, es un fastidio, pero si hace dos semanas nos dicen esto nadie pensaría que podría ser un problema para Herrera. En dos semanas ha cambiado mucho. Ahora jugamos con tres centrales y tenemos cinco en la plantilla. Si Túñez se va a la Copa América y otro central es sancionado o se lesiona, la situación sería bastante precaria.
Con todo, y si mi opinión cuenta, le recomiendo a Túñez que no desaproveche la oportunidad. A lo mejor no vuelve a pasar este tren.
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