En el partido de ayer ante el Huesca se vivió una escena que hacía tiempo no veíamos en Balaídos. En el minuto 90, Gilvan marca el 0-2 y de repente una parte muy importante de la afición comienza a levantarse de sus estadios enfilando las escaleras para salir del estadio. Aquello parecía Mestalla, pero era Balaídos.
Sorprende la reacción de la grada cuando las cosas van mal dadas. Es evidente que es muy respetable, cada uno es libre de sus actos, pero dificilmente comprensible para quienes sufrimos y disfrutamos con nuestro equipo. Quiero dejar claro que nadie es mejor aficionado que otro, y que cada uno lo lleva a su manera, pero sorprende la reacción de la gente, especialmente cuando el resto del estadio se quedó animando e incluso despidió con un aplauso a los jugadores que lo dieron todo sobre el césped.
Después de la agradable sorpresa de ver a 11.000 espectadores en Balaídos cuando sobraban excusas para no ir a Balaídos, se vio estropeado por la deserción de unos 4.000 espectadores, quedándonos al final en el estadio unos 7.000, que seríamos probablemente los que hemos estado ahí durante los 3 años anteriores.
Insisto que cada uno es libre de hacer lo que quiera, pero que luego no se extrañen ni se ofenden si les llaman rianxeiros.
Rianxeiro es la palabra que define a aquellos aficionados que se acuerdan de su celtismo cuando las cosas van bien, pero que con la misma facilidad la pierden cuando vienen mal dadas. En el partido del año pasado ante el Atlético, vinieron muchos de ellos, que no volvieron en el resto de la Temporada. Este año, están volviendo, y vaya por delante que no tengo nada en contra de ellos. Todo lo contrario, si vienen y animan, bienvenidos sean.
P.D: Quiero hacer una mención especial a Ander Murillo. Cuando terminó el partido, muchos jugadores huyeron despavoridos hacia el túnel de vestuarios, y Murillo "rescató" a unos cuantos exigiéndoles que volviesen al campo y saludasen a la afición. Me parece un gesto que honra a Murillo, que sabe de qué va esto y por algo se ha criado y mamado de la filosofía Ahtletic, donde la afición es lo primero. Bravo por él.

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