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| Foto: RC Celta |
El Celta está firmando una de las temporadas más extrañas de los últimos años. El equipo de Claudio Giráldez es capaz de lo mejor, pero también de lo peor, y ayer volvió a dejar el ejemplo de un equipo que puede realizar un partido nefasto ante el Sant Andreu, de cuarta categoría, y tres días después asaltar el Bernabéu para llevarse una victoria que no lograba en el feudo blanco desde hacía 19 años.
Algo que define muy bien a este Celta es que ha logrado el mejor arranque en Liga de la última década al mismo tiempo que ha igualado el récord de más partidos sin ganar en casa en la historia del club. La misma temporada en la que superaba la mejor racha de victorias consecutivas lejos de Balaídos. Datos que están generando entre la afición la sensación de que es imposible predecir lo que puede hacer el equipo.
El celtismo se ha acostumbrado de creer que tiene una de las mejores plantillas de los últimos años el fin de semana, a pensar que no hay equipo para sostener la categoría tres días después. O viceversa. Lo más probable es que no sea ni una cosa ni la otra, pero esta especie de Dr.Jekyll y Mr. Hyde no ha perdido la capacidad de sorprender al celtismo. ¿Qué será lo próximo? ¿Dar vida a un moribundo Oviedo o firmar otro hito histórico con la quinta victoria consecutiva fuera de casa en el Tartiere?. Es más difícil de adivinar que una alineación de Claudio Giráldez, pero ojalá cierre el año con un triunfo.




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