Hoy, cuatro décadas después, los de Balaídos se asoman de nuevo a un espejo incómodo. Si desean evitar repetir la racha de los años ochenta, están obligados a ganar este domingo al Atlético de Madrid, en casa y justo antes del parón de octubre. El desafío no es menor: el conjunto rojiblanco suele ser uno de los rivales más exigentes del calendario.
Aun así, la estadística recuerda que existe un precedente incluso peor. En la temporada 1956-57, los celestes necesitaron esperar hasta la novena jornada para cantar victoria. Aquella vez, sin embargo, lograron lo que parecía imposible: mantener la categoría. Un detalle que invita al optimismo en un presente marcado por las dudas y que apunta al gran objetivo de este curso: asegurar la permanencia.
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