Foto: M. Moralejo / La Voz de Galicia |
Hace unas semanas Marco Garcés anunció el fin del convenio entre Celta y Gran Peña. La explicación oficial es que el hecho de no poder subir juveniles directamente al Gran Peña, al ser un equipo filial y no un equipo dependiente, como es el caso del Celta Fortuna, no resulta operativo, y con la ruptura del convenio aspiraban a acelerar procesos para que esos juveniles suban directamente al filial.
Como siempre en estos casos será el tiempo quien dictamine si la decisión ha sido un acierto o un error. Cuando hace tres años se anunció el convenio con el Gran Peña para crear un segundo filial también comentamos lo mismo, y después de 36 meses podemos convenir que fue un gran acierto. El Celta C ha servido como puente para muchos juveniles antes de dar el salto al Fortuna.
En los últimos años hemos visto a muchos jugadores pasar por el Gran Peña antes de llegar al Fortuna. Algunos como Damián Rodríguez, Yoel Lago o Javi Rodríguez disputaron esta temporada partidos oficiales con el primer equipo. Gael Alonso participó en la pretemporada de 2023, y otros como Pablo Meixús o Manu Fernández también han pasado por el segundo filial antes de llegar al Fortuna.
Lo cierto es que ha funcionado muy bien, y seguiría haciéndolo para aquellos juveniles con los que pueden existir dudas o no están todavía lo suficientemente maduros para jugar en Primera Federación. Puede incluso que se pueda subsanar con facilidad un error subiendo al jugador a mitad de temporada, y además los jugadores que están en el Gran Peña están controlados por el club con la misma metodología de trabajo y el mismo sistema de juego.
¿Qué pasaría con Damián, Yoel Lago, Javi Rodríguez o Gael Alonso?. Sin sitio en el filial, probablemente tendrían que salir cedidos a otros equipos donde sería más difícil controlar su evolución, y sobre todo con métodos de trabajo distintos, en clubes que los usarían para su beneficio, como es lógico, en lugar de trabajar para su formación.
Entendemos que lo ideal sería que el Gran Peña fuese un club dependiente, que pudiese acoger a juveniles a lo largo de la temporada. Eso sería lo ideal, pero en su momento no se hizo así, bien por error o porque legalmente no era posible, pero igualmente cumplió su función durante estos tres años. Ahora está a un paso del ascenso a Segunda Federación, y sería perfecto tener un equipo en la cuarta categoría. Sería una gran prueba de fuego para los juveniles que inicialmente no tuviesen sitio en el primer equipo.
Considero que la ruptura del convenio es una gran pérdida para el Celta, y aunque es lógico pensar que ya no hay marcha atrás, albergo la esperanza de que exista al menos una posibilidad, por pequeña que sea, de replantearse el convenio con el Gran Peña.
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