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Foto: Ricardo Grobas / Faro de Vigo |
En su segunda temporada en Vigo, Óscar Mingueza ha ofrecido su mejor versión. El futbolista catalán ha sido un fijo en las alineaciones del equipo durante todo el curso, tanto para Rafa Benítez como para Claudio Giráldez, y ayer se convirtió en el único jugador de la plantilla que ha participado en los 38 partidos de Liga, de los cuales formó parte del once inicial en 33 ocasiones, y disputó el encuentro al completo en 26 ocasiones.
Añade a su repertorio 3.000 minutos, siendo el único jugador que alcanza esta cifra, y 2 goles, que acabaron siendo decisivos: El empate ante la Real Sociedad en la segunda jornada, y el triunfo ante el Almería. Puntos importantes que ayudaron a la permanencia. Pero más allá de eso dejó muy buenas sensaciones por su polivalencia. Esta campaña ha actuado como lateral derecho, como extremo, como central, ayer como carrilero izquierdo, y ocasionalmente en los partidos se le ve casi como mediocentro o interior.
Es un futbolista inteligente, con una gran lectura del juego ofensivo y la suficiente calidad técnica para ejecutar las jugadas que imagina. En su debe está el apartado defensivo, que no es poca cosa tratándose de un defensa. En algún partido se le vieron las costuras en materia defensiva, y también tuvo consecuencias a nivel de resultados. Son detalles que tendrá que ir puliendo para adaptarse al esquema de Claudio Giráldez, que desde su llegada lo ha convertido en una de sus piezas claves.
Mingueza ha confirmado lo que en parte apuntó el pasado curso, marcado por una lesión muscular que lo tuvo fuera de circulación entre febrero y mayo, y que fue uno de los motivos por lo que el Celta bajó su rendimiento en los últimos partidos de la temporada.
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