Canterano del Celta a su pesar



El 6 de junio de 2009 es un día inolvidable para el celtismo. Pudo ser un día dramático, pero pasó a la historia del club por el advenimiento del mesías de Moaña, Iago Aspas, quien con su doblete selló la permanencia del Celta en Segunda. Con el club recién acogido a un proceso concursal que estuvo a punto de llevarle a la quiebra, aquel posible descenso a Segunda B se veía como la puntilla para un club con casi 90 años de historia, y hoy centenario. 

En aquel decisivo partido, el por entonces técnico celeste, Eusebio Sacristán, no podía contar con dos de sus delanteros. Ghilas y Dinei, que formaron una interesante pareja en Vigo, no estaban disponibles por distintos motivos, así que el de La Seca tiró de dos arietes del filial: Iago Aspas y Joselu. 

Con empate a cero en el marcador, Eusebio mandó a calentar a ambos en la segunda mitad. Por fortuna eligió a Aspas, que anotó los goles del triunfo, el 2-1 ya en tiempo de descuento. Era el primer partido del moañés esa temporada, mientras que Joselu ya había jugado unos minutos ante la Unión Deportiva Las Palmas unas semanas antes. No sabemos qué hubiera pasado de haber escogido a Joselu, pero aunque el de Silleda replicase lo hecho por Aspas, el futuro del Celta sería muy diferente. Aquel 6 de junio le dio el espaldarazo definitivo al que hoy es capitán del Celta. Eso no lo podríamos decir si fuese Joselu el héroe. 

Los dos pasaron a formar parte del primer equipo del Celta para la siguiente temporada. Ambos con enorme potencial. Futbolistas distintos, y bastante llamativos por sus cualidades. A finales de agosto de aquel 2009 el club vigués traspasó a Joselu al Real Madrid a cambio de 1,5 millones de euros y su cesión para esa temporada. Ya por entonces Joselu renegaba de ser del Celta. No es de extrañar que lo haga hoy en día. 

Se marchó a Madrid y se convirtió en canterano del equipo blanco para la prensa “nacional”. A día de hoy sigue siéndolo. En todos estos años solo regresó a Galicia para militar en el Deportivo, donde por cierto mandó callar al Bernabéu tras marcar un doblete. Por entonces parecía descendiente de María Pita. Hoy es más madridista que Tomás Roncero, y el héroe de la afición blanca tras el último milagro del conjunto capitalino en la Champions League, pero hace solo un par de años reconocía con orgullo en una entrevista que el Barcelona había intentando su fichaje. Si hubiese fichado por el conjunto catalán a día de hoy sería más culé que Enríquez Negreira.  

Cuando era canterano del Celta, muy a su pesar, mostraba unas condiciones enormes. Un futbolista de buena planta, con condiciones técnicas y gol. No es de extrañar que el Real Madrid realizase esa apuesta, y aunque tuvo una explosión tardía, acabó confirmando las expectativas. No fue hasta la llegada al Alavés cuando se confirmó como un gran goleador en una gran Liga. Después estuvo a gran nivel en el Espanyol, y tras el descenso del conjunto perico fue cedido al Real Madrid. Ayer marcó dos goles entrando en la segunda mitad, como Aspas en aquel partido ante el Alavés. Mucho mérito para un futbolista que parecía perdido hace pocos años. 

La prensa alardea del triunfo del Madrid con un canterano, pero la realidad es diferente. Llegó al conjunto blanco a cambio de 1,5 millones de euros, un millón y medio de euros más caro de lo que suele costar un canterano, con casi 21 años. Recordemos que oficialmente la FIFA reconoce como canterano a aquellos jugadores que hayan estado tres años en el club entre los 15 y los 21 años. Seguramente a él no le gustará, pero esa condición la cumplió en el Celta. 

Ficha de Joselu en Yo Jugué en el Celta

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