El Scattergories es mío, y me lo llevo



Cuando yo era niño había un anuncio en la tele de un juego de mega, muy popular en esos tiempos. El Sccattergories, un juego que consiste en que  alguien que dice una letra y luego otra persona selecciona una categoría. El fin del juego es intentar decir o escribir en un tiempo determinado el mayor número de palabras posibles relacionadas con la categoría que empiecen por la letra escogida.

En aquel anuncio el caprichoso propietario del juego no aceptaba la derrota, y amenazaba con llevarse el juego en caso de que no le diesen por buena la palabra: “El Sccattergories es mío, y me lo llevo”, que acaba derivando en que los compañeros de juego tuviesen que aceptar su palabra para poder seguir jugando, y de ahí nace una frase que ya está en el imaginario popular, y que se usa con frecuencia: “Aceptamos pulpo como animal de compañía”. 

No está científicamente demostrado, pero tampoco tengo dudas de que el propietario del juego es del Real Madrid, y si uno no acepta “barco” como animal acuático se enfada. Y mucho. Vaya por delante que ser de un equipo como el Real Madrid o como el Barcelona define en gran medida al individuo. No es una persona a la que le guste perder, y para evitarlo escoge al equipo más grande posible. Luego decide si Madrid o Barcelona en función de sus filias. Y así nace la gente que nace siendo de un equipo, y que se siente muy especial por ello, a pesar de que los que no somos de ese equipo solo tenemos que serlo para ponernos a su altura. Ser del Madrid o del Barcelona no es un privilegio, es simplemente una decisión. Cada uno opinará si acertada a o no. 

Pero volvamos al dueño del Scattergories, que estaba viendo tranquilamente el partido de su equipo ante el Valencia, cuando Gil Manzano pitó el final del partido en medio de una jugada, algo que pasa en baloncesto casi en cada partido, y que seguramente, como seguidor del Real Madrid, creía que nunca le pasaría. El año pasado hubo un caso similar, que afectó al Real Valladolid, pero el dueño del Scattergories es probable que ni sepa un equipo que se llama así, y por supuesto no sabe nada de eso. Y si alguien se lo hubiera contado, habría concluido que los aficionados pucelanos son unos llorones. Y unos miserables. Por no utilizar otro epíteto. 

Por lo tanto, como el Sccattergories es suyo quiere llevárselo por no aceptar el gol de Bellingham, y ahora prepara una quedada de llantos junto a otros amigos, también propietarios de un flamante Sccattergories porque se sienten muy perjudicados por el colectivo arbitral. Lo van a hacer ante un equipo al que es probable que no conozcan, pero si hubieran sufrido los mismos agravios que ellos seguramente ya hubiera ardido hace tiempo la Federación Española de Fútbol y el Comité Técnico de Árbitros. Y seguramente, ya puestos, Ferraz. 

Quizás les suene cuando le anularon un gol por una falta de Strand Larsen a Kepa, pero eso a ellos no les afecta porque son lloros de equipos pequeños, que hubiesen perdido igual porque son peores. Ellos no tienen tiempo que perder en menudencias. Bastante tienen con discutir con los seguidores del Barcelona, otros privilegiados, sobre quien tiene más favores arbitrales. Como si fuesen afiliados de PP y PSOE debatiendo sobre qué partido alberga más corrupción. Y mientras tanto el resto de aficionados de otros equipos y de ciudadanos siendo agraviados por los dueños del Sccattergories, y por los políticos. 

Viene todo esto a colación de la protesta que preparan los pobres seguidores del Real Madrid, que se sienten agraviados por los errores arbitrales, a pesar de que cualquiera puede saber que esta temporada son más los fallos a favor que en contra, con partidos escandalosos como el del Almería, o sin ir más lejos frente al Celta en Balaídos. Aunque este año seguramente echaron de menos los tres penaltis que les suelen pitar. Id asumiendo que este sábado pulpo será un animal de compañía y barco, un animal acuático. Para que no se enfaden los niños. 

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