El entrenamiento a puerta abierta realizado ayer por el Celta suponía el primer plebiscito para Strand Larsen después de la complicada semana del ariete noruego a cuenta de unas declaraciones para la prensa de su país, en las que señalaba que nunca había jugado en un buen equipo. El arete pidió perdón nada más llegar a Vigo y señaló que se había tratado de un malentendido.
En la primera toma de contacto con el celtismo dio la sensación de que todo se ha olvidado, o al menos lo más grueso. El delantero fue uno de los jugadores más solicitados por los jóvenes aficionados cuando se abrió el turno para las firmas y los selfies. Veremos mañana en el partido cómo es el recibimiento, pero el acto de contrición del futbolista nórdico parece haber sido bien recibido por la afición.
Strand Larsen está viviendo probablemente sus últimos días como jugador del Celta. A la sede de Príncipe ya han llegado ofertas, y el club trabaja para que sea la gran venta de este verano, lamentablemente con la torpeza habitual que siempre impide vender mejor sus productos. En todo caso, cada gol del noruego tendrá doble premio. Además de acerca al Celta a la salvación, supondrá un incremento en el valor del jugador, que ojalá sea aprovechado por el club vigués.
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