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| Foto: RC Celta |
Decía Claudio Giráldez en la rueda de prensa previa al partido de Sevilla que no tiene una fórmula secreta, que no es la NASA, y que cuatro días es poco tiempo para que se noten los cambios. Quizás esta frase, cargada de modestia, haya sido el único error que ha cometido el porriñés en esta semana.
Cuatro días ha sido tiempo más que suficiente para darle la vuelta al equipo como si fuese un calcetín, para que pareciese algo completamente distinto a lo visto a lo largo de la temporada bajo el mandato de uno de los peores entrenadores en la historia de nuestra club, y sin duda el mejor pagado.
Porque es cierto que Claudio Giráldez solo ha tenido cuatro días para trabajar con la plantilla, pero ha tenido muchos tiempo para conocer al equipo, detectas sus fortalezas, sus virtudes y aplicar sentido común. Esa es la fórmula mágica de Giráldez, aplicada a la perfección en cuatro días.
Y no estoy hablando del resultado. Ganar en Primera División es muy difícil y depende de muchos factores. Ayer pudo incluso perder, y seguramente ahora el celtismo estaría de bajón, pero analizando fríamente lo sucedido, las sensaciones eran muy diferentes, incluso yendo por debajo en el marcado. El empate de Carles llega justo después del enésimo error de Unai Núñez que pudo ser el 2-0. No lo fue y en la continuación de la jugada el catalán marcó un golazo que fue el comienzo de la remontada.
No estamos hablando de resultados, estamos hablando de imagen. Y aunque lo único que importa a estas alturas son los resultados, cuanto mejor sea la imagen más opciones hay de que lleguen los resultados. La puesta en escena ha sido radicalmente diferente, y da la sensación de ser lo que necesita el equipo. Incluso en los minutos finales. Toda esta temporada hemos visto al equipo defender resultados favorables por acumulación en defensa, achicando agua y regalando metros al rival hasta que por insistencia acababa logrando el gol del empate o de la victoria. Ayer la idea fue defender con el balón, y en los minutos finales el Sevilla solo tuvo una ocasión en un saque de esquina. Así se reducen considerablemente las opciones de encajar gol.
Tras esta victoria Claudio Giráldez tiene por delante dos semanas para preparar con tranquilidad el próximo partido ante el Rayo Vallecano, otro rival directo en la lucha por la permanencia. Ahí el equipo se parecerá mucho más a lo que quiere el nuevo técnico.
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