La cruda realidad


Foto: EFE

Durante las últimas semanas la Copa del Rey ha servido como anestesia para el dolor que está provocando el rendimiento del Celta en LaLiga. Un analgésico que ha hecho olvidar los sinsabores de la competición de la regularidad con la ilusión de llegar lejos en una competición que siempre es especial para todas las aficiones cuando su equipo alcanza las últimas rondas. 

Pero la realidad estaba ahí,  y una vez que se ha caído la ilusión de la Copa resuena con mayor dureza entre la desesperanzada afición, que ha visto en lo que se ha convertido el año del centenario. Una retahíla de decepciones, solapadas durante unas semanas por el rendimiento del equipo en la competición del k.o, que tuvo su apogeo la pasada semana con una victoria que se celebró, no solo por el hecho en sí mismo, sino por la manera de hacerlo ante el Valencia. Con muchos jugadores jóvenes y un fútbol más bonito de lo habitual en este ejercicio. 

Una vez más aquel encuentro fue un oasis en el desierto futbolístico en el que se ha convertido el Celta esta temporada, y que ayer vivió un nuevo episodio, que no era si no la continuación del partido del pasado sábado ante el mismo rival, que también en esa ocasión le pasó por encima a los de Rafa Benítez. 

Ahora, ya desposeídos de cualquier atisbo de éxito para esta campaña, toca salvar los muebles de la manera más digna posible en la Liga. Y no será nada sencillo. Si el Celta no está en puestos de descenso es sencillamente porque hay cuatro equipos que lo están haciendo tan rematadamente mal que están por debajo del equipo vigués en la clasificación. Pero incluso esos equipos en algún momento despertarán y pueden adelantar a los de Benítez si estos no espabilan. 

17 puntos en 21 encuentros es una puntuación que conduce a Segunda División en la mayoría de los casos.  La proyección en una temporada de 38 partidos es de 30,76 puntos. No descubrimos nada si decimos que con esa puntuación el descenso es inevitable, pero claro, hay cuatro equipos con proyección por debajo de la treintena, incluido el Sevilla, que ya va por el tercer entrenador sin conseguir dar con la tecla.  Mención aparte el Almería, que solo ha sumado 6 empates en los primeros 21 encuentros. Los restantes 15 partidos acabaron con derrota. El Granada también prueba con su segundo entrenador sin demasiado éxito, y el Cádiz ha dejado de confiar en Sergio González, técnico milagro en las últimas temporadas. 

Este domingo (14:00) visita Balaídos el Girona, que es todo lo contrario que los equipos antes mencionados. Las cifras del equipo de Míchel le sitúan como favorito al título de Liga, algo que probablemente no se creería nadie si nos lo dicen hace un año. La cruda realidad del Celta es que recibirá la visita del Girona como si los catalanes fuesen uno de los grandes, tanto que en el partido de la primera vuelta tuvo que contar con el error humano arbitral a favor para derrotar a los célticos. 

Desde hoy el Celta ya se centra en ese partido, decisivo en sus aspiraciones de permanencia, como lo serán todos y cada uno de los 17 que restan en este curso. La ilusión va a ser conseguir la salvación y sacar pecho por seguir en la máxima categoría por décimo tercera vez consecutiva. Nos han hecho creer que somos tan pequeños que la ilusión se ha descapitalizado. 

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