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Foto: Gualter Fatia / Getty Images |
Cuando Williot Swedberg debutó con el Celta el pasado verano nada fue como se esperaba. Había llegado a Vigo como una apuesta de futuro, por la que el club había pagado 5,5 millones de euros en una operación que conllevaba un gran riesgo por un futbolista de apenas 18 años.
En ese primer amistoso pidió el cambio al descanso. Eduardo Coudet comprendió entonces que a nivel físico estaba muy lejos de la exigencia de una competición como LaLiga. En realidad era algo normal. El ritmo de juego de la liga sueca no tiene nada que ver con el de nuestra competición, y además contaba con poca experiencia en la liga de su país, pero ese partido le lastró. Coudet nunca acabó de confiar en él, ni tan siquiera lo ponía a calentar en los partidos, y por supuesto no le dio ni un minuto en Liga.
La llegada de Carvalhal tampoco mejoró mucho su situación. Es cierto que le dio minutos en su primer partido al frente del Celta, pero en realidad fue algo meramente testimonial. Acabó el partido jugando 4 partidos de Liga y un total de 52 minutos. En Copa fue titular ante el modesto Algar, y cuando el equipo murciano se adelantó en el marcador, el preparador luso no dudó en retirarlo del terreno de juego antes del descanso.
No fue un buen año para Swedberg. En los últimos días se ha hablado mucho de su posible salida en forma de cesión. Benítez ha tenido dos semanas para calibrar sus opciones de seguir en la plantilla. No sabemos cuál será su decisión al respecto, pero tal vez el partido de ayer le haga reconsiderar su postura.
Solo fueron 45 minutos, pero el joven futbolista sueco dejó muy buenas sensaciones. Provocó la expulsión que marcó el partido tras un gran trabajo de presión, y coronó su actuación con dos asistencias y media de gol, porque en el 5-0 su presión sobre la salida de balón del guardameta le permitió a Strand Larsen encontrarse un balón pintiparado para completar la goleada.
A diferencia de otras ocasiones, actuó como segundo delantero, en una posición similar a la que suele ocupar Iago Aspas, una demarcación en la que ya jugó el pasado verano algunos minutos con Eduardo Coudet, aunque en Suecia, y también la pasada temporada con Carvalhal, solía actuar como extremo pegado a la banda izquierda.
Ser el suplente de Iago Aspas no suele ser buen negocio, pero ha ofrecido cierta esperanza de cara al futuro. Si el Celta decidió invertir cinco millones y medio por un jugador de 18 años es evidente que vieron un potencial que con el tiempo seguramente aflore. Ojalá sea en Vigo.
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