Foto: Octavio Passos / Getty Images |
Resulta difícil explicarle a alguien que no ha visto este partido el porqué del resultado final. El Celta controló el juego durante tres cuartos del partido, y estuvo en él, aunque casi siempre el resultado parecía corto para los merecimientos del Celta, que acabó siendo goleado, con Marchesín parando un penalti para evitar una mayor humillación. Iago Aspas fallando dos veces el mismo penalti es el mejor ejemplo de lo que ha sido este encuentro.
Eduardo Coudet realizó pequeñas variaciones en el once con respecto al equipo que jugó hace tres días frente a la Real Sociedad. Mingueza entró en el once, pero no en lugar de Hugo Mallo sino por Unai Núñez. El otro cambio fue la entrada de Tapia por Gabri Veiga.
El Celta salió muy bien plantado al terreno de juego bajo una intensa lluvia, que no le impedía combinar, tener balón, y merodear el área de Masip, aunque sin generar demasiado peligro. A los 11 minutos probó fortuna Strand Larsen tras un pase de Javi Galán. Unos minutos después fue Fran Beltrán quien no pudo conectar bien un disparo tras una asistencia de Iago Aspas.
El partido se sumió en los siguientes minutos en un tedio, sin ocasiones en ambas bandas, del que se despertó cuando el Real Valladolid se encontró literalmente con el gol. Antes de este partido, el equipo pucelano necesitaba 19 tiros a puerta para anotar un gol. Pues bien, hoy Roque Mesa lanzó una falta lejana que tras golpear en Hugo Mallo despista a Marchesín y acaba entrando en la portería céltica.
El Celta se rehizo bien de ese primer golpe, y volvió a hacerse con el control del juego, aunque curiosamente sería en una acción a la contra cuando llegaría el empate. Aspas inicia la jugada, Cervi asiste a Strand Larsen, que conduce maravillosamente, se lleva a su par y le regala el gol a Óscar Rodríguez, quien marca a placer.
Con empate se irían ambos equipos al descanso, y regresarían sin novedades, y con el Celta dominando el partido como en la primera parte, aunque sin generar demasiadas ocasiones. Fran Beltrán probó fortuna en el 51 con un disparo que salió alto. Un par de minutos después Aspas botó un libre directo con mucha intención al palo corto, pero el balón salió desviado por centímetros.
Al cuarto de hora Pacheta movió el banquillo, dando entrada a Óscar Plano y Sergio León, y el partido cambió. Nada más saltar al campo Sergio León tuvo la primera, detenida excelentemente por Marchesín tras un nuevo rechace en un defensa, pero en el saque de esquina posterior no pudo hacer nada ante el frentazo de Joaquín, que ponía el 2-1.
A partir de aquí comenzaron los sucesos difíciles de explicar. En el 74, un centro de Olaza se envena tras el enésimo desvío de un defensor céltico, con tal fortuna que el balón le cayó perfecto para que Sergio León lo cabecease al fondo de las mallas.
A renglón seguido Aidoo comete un penalti bastante inocente, lanzado por el propio Sergio León y detenido fantásticamente por Marchesín, pero en la siguiente jugada, en un despiste generalizado de la zaga, Sergio León completa su doblete a pase de Óscar Plano.
Sin saber cómo, el Valladolid estaba ganando 4-1 un partido en el que fue dominado durante gran parte del mismo. En los últimos minutos, para mayor bochorno céltico, Iago Aspas falló hasta en dos ocasiones un penalti. Masip detuvo el primero, pero hubo que repetir por invasión, y el guardameta vallisoletano lo detuvo de nuevo. No era el día del Celta.
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