6 normas del fútbol australiano que mejorarían nuestro fútbol


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El Comité Técnico de Árbitros parece decidido a acabar con las pérdidas de tiempo. Una de las medidas que anuncian para esta campaña es el aumento de tiempo en los descuentos: "Hay que ampliar el tiempo de descuento y hablaremos sobre ello con los entrenadores. Por ejemplo, cuando un jugador se lesiona, se va del campo y a las tres décimas de segundo pide entrar, pues habrá que decirle que espere un poco", señaló Medina Cantalejo, actual presidente del CTA. 

Durante los últimos años hemos visto tantas veces en Balaídos a los rivales perder tiempo cuando el marcador les es favorable que ya sabemos lo que va a pasar. El árbitro concede cuatro minutos de descuento durante el cual un futbolista se pasa 2 minutos tirado en el campo con una presunta lesión, y solo añade un minuto más. Hemos visto al portero tardar más de un minuto cada vez que sacaba de portería sin que tuviese consecuencias, más allá de una amonestación en tiempo de descuento que sirve para perder más tiempo, o futbolistas salir del campo con una lesión gravísima y regresar al terreno de juego corriendo como un gamo nada más salir de él. 

El fútbol se está convirtiendo en un deportes de listos, en el que la picaresca pesa más sobre el resultado que el propio juego. Las normas lo permiten, y los jugadores exprimen al máximo los "vacíos legales" existentes. Quien os escribe es un gran admirador de un deporte que probablemente sea desconocido para muchos  de vosotros, el fútbol australiano, pero del que el fútbol podría aprender muchas cosas para mejorar el espectáculo. 

El fútbol australiano es el deporte por antonomasia en Australia. Le está costando darse a conocer en el resto del mundo, pero es una auténtica religión en su país de origen. Los partidos cuenta con la tercera media de espectadores por partido más alta del mundo, solo superada por la Bundesliga y la NFL. Se trata de un deporte muy dinámico, donde el juego nunca para, y esto es literal. Su dinamismo se debe a sus normas, y a continuación desgranaremos alguna que se podría adaptar a nuestro fútbol, y que mejorarían el dinamismo del juego y la justicia del mismo. 

El juego no se para para atender a jugadores lesionados 

En la AFL, la principal liga de fútbol australiano, los jugadores nunca fingen una lesión. No es porque sean éticamente mejores que los nuestros, simplemente porque no es efectivo. Si un jugador está lesionado, el partido no se para. Los doctores entran al terreno de juego y lo atienden mientras se sigue disputando el partido. Solo se para el juego si es una lesión claramente grave, especialmente si se trata de una conmoción.  En el caso del fútbol habría que realizar una excepción con el portero. 

Tiempo límite para efectuar un tiro libre 

Una de las jugadas más características del fútbol australiano son las marcas, que permiten un tiro libre. Una marca se logra si se recibe un pase con el pie de más de 15 metros y se atrapa el balón sin que caiga al suelo, o se hace un placaje a un rival. En ese caso el futbolista dispone de un tiro libre, pero tiene un tiempo limitado para efectuarlo, entre 5 y 10 segundos. Si supera ese tiempo ya no es un tiro libre y los rivales pueden sacarle el balón o placarlo.  

Trasladado al fútbol sería una interesante medida para evitar las pérdidas de tiempo. Si un futbolista tiene que sacar una falta, o el guardameta sacar de portería, hay un tiempo límite, el colegiado da un aviso y al segundo aviso, el rival podría llevarse el balón. Con esto se evitarían los interminables saques de portería o de cualquier falta a favor de un equipo que va ganando. 

Cambios ilimitados sin parar el partido 

Al igual que en caso de lesión, el partido no se para para realizar cambios. En el fútbol australiano cada equipo cuenta con 18 jugadores en el campo, y 4 en el banquillo. Además cuenta con otro jugador adicional que se usa en caso de lesión de alguno de los 22. Los cambios no son exactamente ilimitados, hay un máximo de 75 por equipo, pero permite mover el banquillo sin problema. Eso sí, los cambios se hacen durante el juego, aunque la mayoría se producen después de cada gol, donde hay unos 30 segundos de parón.  

Castigo de 50 metros por picaresca 

Esta es una de las normas más controvertidas este año porque los árbitros se han puesto más estrictos con ella. Si un jugador ha hecho una marca, y un rival le da un manotazo a la pelota para retrasar el lanzamiento, sufre un castigo de 50 metros, es decir, el equipo que ha hecho la marca la efectuará 50 metros más cerca de la portería contraria. También se usa en caso de agresión con el juego parado o en caso de protestas al árbitro, por pequeña que esta sea.  En el fútbol australiano es impensable ver a todo un equipo rodeando al colegiado para protestar una acción. 

Esta es una norma muy interesante que se podría llevar al fútbol. Teniendo en cuenta que en la AFL los terrenos de juego tienen unos 160 metros de largo, habría que reducir la distancia del castigo, dejándolo en unos 30 metros. Se usaría para castigar a aquellos jugadores que en una falta a favor del rival desplazan el balón voluntariamente para retrasar el lanzamiento del mismo, o realizasen cualquier acción con ese fin. En ese caso, el lanzamiento de la falta se adelantaría 30 metros, y si fuese dentro del área, sería castigado con penalty. También se castigarían las protestas, que muchas veces se usan con el fin de perder tiempo. 

El VAR solo entra en las acciones de gol 

La AFL dispone desde hace más de una década de un sistema de videoarbitraje: Score Review, que solo entra en las acciones de gol. Para marcar un gol en el fútbol australiano hay que introducir el balón entre los palos centrales, los más altos, golpeándolo con el pie de forma limpia, sin que ningún rival lo toque, y sin que golpee los postes. Esas acciones son complicadas de ver para los árbitros de gol, y recurren a la tecnología para determinarlo. El análisis de la jugada es claro, se pone en los videomarcadores y los árbitros de VAR explican por megafonía su decisión. No se analiza ningún otro tipo de jugada, y los árbitros de campo no acuden a ningún monitor para revisar lo que ya están viendo en la sala VOR. 

En la AFL no existen las tarjetas ni las expulsiones. Si un futbolista tiene un comportamiento violento, la jugada se analiza después del partido, donde un comité se reúne y decide las sanciones, que en algún caso pueden llegar a 20 partidos si la acción es extremadamente violenta. Teniendo en cuenta que la liga regular son 22 encuentros, esa sanción supone casi una temporada completa sin jugar, aunque en la mayoría de los casos las sanciones no exceden de los 4 partidos. El fútbol es un deporte diferente y hay acciones decisivas que se deben revisar, pero conviene agilizar la revisión de las mismas para no cortar el ritmo de juego. 

Tiempo de juego real 

En la AFL se disputan cuatro cuartos, cada uno de ellos de 20 minutos de duración, con el reloj parado en determinadas acciones. Eso hace que el tiempo de juega sea real, pero esta medida sería insuficiente para el fútbol sin las anteriormente mencionadas, porque de nada vale parar el reloj si se corta constantemente el ritmo de juego. En fútbol australiano es muy común que un equipo pueda marcar cinco o seis goles consecutivos, y el rival no tiene herramientos para pararlo. No hay tiempos muertos, ni demasiado espacio para la picaresca que corta el ritmo.  En fútbol los partidos duran 90 minutos, pero el tiempo de juego real a veces está por debajo de los 50 minutos. Urge reconducir esa situación, y las medidas propuestas podrían ayudar a ello. 

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