Jeison Murillo se convirtió ayer en el último fichaje del Celta para la Temporada 2021-22. El internacional colombiano fue anunciado por el club celeste por tercera vez en poco más de un año y medio. Si no es un récord no andará muy lejos de serlo. Pocos jugadores habrán acumulado tres cesiones a un mismo equipo, y seguramente menos de forma consecutiva.
Y cada uno de los Murillo que llegaron a Vigo eran diferentes. El primero, el que llegó en el mercado de invierno de la Temporada 2019-20 era un futbolista conocido en La Liga, por su paso por Granada, Valencia y Barcelona, con una carrera que parecía ir ligeramente hacia abajo, pero una petición expresa de Óscar García. El Celta necesita un jefe para la zaga, y entonces quizás no sabíamos que lo había encontrado.
El Murillo que llegó a Vigo en el verano de 2020 era un futbolista congraciado con la afición. Su rendimiento en la segunda parte de la anterior temporada había sido extraordinario, y aunque había terminado la temporada más complicada de la historia a un nivel bajo, su llegada a Vigo despertó una enorme ilusión. Ya no era un conocido de La Liga, era un conocido del Celta, un jugador que había rendido bien, y que venía indiscutiblemente para ser titular. Lo fue a los pocos días de llegar a Vigo.
Y ayer llegó el tercer Murillo. Es la misma persona, pero la percepción vuelve a ser diferente. Su segunda temporada en el Celta no fue tan buena. Tuvo momentos buenos, y otros peores, pero la sensación es que su fichaje no ha despertado la misma ilusión que hace un año, pero es evidente que el equipo necesitaba, al menos a nivel numérico, este fichaje. Después veremos si nos encontramos al Murillo de la primera temporada, al de la segunda, o a uno nuevo, que en todo caso ojalá sea la mejor versión de él mismo.
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