No sé lo que pasará de aquí a final de temporada, y mucho menos lo que sucederá la temporada pasada. Ayer, durante la transmisión del partido ante el Osasuna, David Moldes, periodista de Movistar Plus, entre otros, confirmó la noticia que me había negado a creer: La retirada de Sergio Álvarez.
Es evidente que la recuperación de su lesión no ha ido bien. De esos famosos cinco meses iniciales hemos pasado a casi un año, que es el tiempo que en los próximos días se cumplirá de esa maldita lesión que puede acabar con la carrera de un futbolista convertido en leyenda.
Tal vez no era el momento de decirlo, tal vez tendría que ser él. Tal vez todo sea un malentendido y este no sea su final. Como dijo Cañizares durante el mismo partido, uno se tiene que retirar cuando se aburre del fútbol, no por una lesión. Y esto, que no debe pasarle a nadie, mucho menos a un tipo como Sergio. Profesional como pocos, deportista como pocos. Buena gente como pocos.
Y en este momento solo se me ocurre darle las gracias. Por tantas cosas que seré injusto y me dejaré otras seguramente más importantes. Quiero darles las gracias por cubrir la portería tan bien durante la lesión de Yoel en la temporada del ascenso. Él acabó siendo el portero de aquel equipo. Gracias por mejorar cada año, por perseverar y no rendirte. Gracias por aquel partidazo en el Camp Nou. La historia recordará el taconazo de Nolito y el gol de Larrivey, pero carecería de sentido sin tus felinas intervenciones. Gracias por el penalti parado ante Medunjanin en aquel derbi de Balaídos. Gracias por aquella Europa League, gracias por los 188 partidos con el primer equipo. Gracias también por los 167 con el filial. Gracias por venir. Gracias por quedarte. Gracias por tu paciencia para seguir. Gracias.
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