Los clubes tienen que tomar decisiones todos los veranos en materia de contrataciones. Son muchas las opciones que tienen, y en muchos casos deben elegir entre dos futbolistas para una posición. Algo así le sucedió al Celta en 1977, según cuenta Clemente Garrido en el diario AS, pero aquella no fue cualquier decisión, porque uno de los jugadores era Diego Armando Maradona.
Nos situamos en 1977, con el Celta recién descendido a Segunda División, y con la obligación de volver a la máxima categoría. Desde Argentina llegaron dos propuestas, la primera un menudo futbolista que empezaba a despuntar en Argentinos Juniors, Diego Armando Maradona. Por otro lado un delantero contrastado, que había pasado por ese equipo y estaba jugando en Lanús, Juan Carlos Nani. Uno tenía 16 años, y el otro 26.
No era una decisión sencilla. Ahora resulta fácil adivinar que la opción acertada era el “pelusa”, pero la elección en Casa Celta fue Juan Carlos Nani, un delantero que marcó 2 goles en los 18 partidos que jugó con la casaca celeste en la división de plata.
Maradona acabaría llegando a La Liga, para enrolarse en las filas del Barcelona, donde empezó a convertirse en el que muchos dicen que es el jugador más grande de la historia, con una carrera que hubiese sido mucho mejor de no haberse cruzado las drogas en su camino. En su estancia en España se cruzó tres veces con el Celta, y visitó en dos ocasiones Balaídos, la primera vez fue el 20 de marzo de 1983, en un encuentro que acabó con victoria del Barcelona (0-4). Casi una década después, el 22 de noviembre de 1992 jugaría por última vez en Vigo, en esta ocasión con la camiseta del Sevilla, en un partido que pasará a la historia por la vergonzosa actuación del colegiado Díaz Vega. Aquel día anotó su único gol en el estadio céltico.
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