La perdida solidez defensiva


Foto: Xoan Carlos Gil/La Voz de Galicia
Cuando La Liga regresó tras el confinamiento todos nos felicitamos porque el Celta mantenía la solidez defensiva que había mostrado antes del confinamiento. A pesar de no estar muy finos en ataque, el equipo era muy sólido y encajaba muy pocos goles. Los cuatro primeros partidos tras el parón se saldaron con un triunfo, dos empates y una única derrota, encajando tan solo un gol. 

Pero todo cambió tras el partido ante el Barcelona. Es normal encajar dos goles ante un equipo como el Barcelona, eso no fue preocupante, pero sí lo fueron los cinco tantos que le endosó el Mallorca, uno de los peores equipos de La Liga. En aquel momento pensamos que podía haber sido un accidente, la excepción a la norma, pero no era así, sino un claro cambio de ciclo que se ha hecho especialmente patente en las últimas jornadas. 

El Celta ha encajado cinco goles en los dos últimos partidos. Obviamente echa de menos a Rubén Blanco, un guardameta que para algo más que lo parable. La mala suerte se cebó con el equipo celeste a base de lesiones, y además ante Osasuna tampoco estuvo Murillo, con quien el equipo ha mejorado mucho. Pero ayer no queda ni la excusa de la ausencia del colombiano, que tampoco vivió su mejor partido. 

Ahora mismo el Celta vuelve a ser un flan en defensa, un equipo endeble, y esa es el peor síntoma para un equipo que busca la permanencia. El domingo volverá a ser una ruleta rusa ante un Espanyol que tiene calidad, aunque mucha anarquía en su juego. Los de Óscar García están obligados a recuperar la solidez si quieren seguir disfrutando de la máxima categoría un año más. 

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