Celta 0 - Villarreal 1 | La nada absoluta


El Celta ha obtenido un justo premio a lo que ha ofrecido sobre el terreno de juego, que fue nada, en el regreso de La Liga a Balaídos tras el parón por el coronavirus. La derrota, además de justa, fue dolorosa porque llegó casi en tiempo de descuento, con un gol de Manu Trigueros tras un desaguisado del equipo celeste.

Óscar sorprendió de entrada con la presencia en el once inicial de Pape Cheikh y Juan Hernández, además de la de Santi Mina, menos que las anteriores, pero igualmente inesperado por delante de Smolov. El resto del equipo fue el esperado, con Rubén Blanco en portería, defensa para Mallo, Araujo, Murillo y Olaza Por delante de ellos un doble pivote con Pape y Bradaric, con Rafinha de enganche, y arriba Juan Hernández, Santi Mina y Iago Aspas.

Los primeros minutos fueron de claro dominio del Villarreal. El Celta sufría y aguantaba en defensa como podía ante el empuje del equipo amarillo, a gran nivel físicamente. Rubén Blanco desbarató la ocasión más clara del Villarreal, tras un disparo a quemarropa de Iborra que se encontró con la ágil estirada del meta mosense.

Ni Rafinha ni Aspas aparecieron prácticamente en la primera mitad, pero la mejor ocasión la protagonizó el brasileño, con un disparo desde la frontal que se fue rozando el palo derecho de Asenjo. Unos minutos después sería Olaza, primero con un centro que sacó el meta rival, y posteriormente con otro centro-chut que se envenenó y casi se cuela en el arco castellonense.

Poco más destacable por parte del Celta en los primeros 45 minutos, que fueron de dominio absoluto del Villarreal, aunque sin grandes ocasiones más allá de la anteriormente mencionada de Ibarra, y de un buen desmarque de Alcacer que se encontró con una buena intervención de Murillo cuando el delantero amarillo intentaba picar el balón sobre la salida de Rubén, que en tiempo de descuento tuvo otra fenomenal estirada para evitar el gol del Villarreal, aunque la acción estaba invalidad.

Tras el descanso, Óscar García realizó dos cambios que incluían un cambio de posicionamiento. Juan Hernández y Pape se retiraban del terreno de juego entrando en su lugar Okay y Aidoo. El central ghanés pasaba a formar parte de una defensa de cinco. Este cambio igualó un tanto el partido, dando mayor solidez al Celta atrás. El carrusel de cambios continuó en el 58, cuando Rafinha se retiró del terreno de juego para dar entrada a un desacertado Sisto.

La segunda parte fue un tedio, sin llegadas a las porterías, muchas imprecisiones y mucho juego de medio campo. No estaba siendo un partido interesante, pero Óscar decidió ir a por el partido en los últimos minutos, con las entradas de Mina por Smolov, y de Denis Suárez por Hugo Mallo, pasando nuevamente a defensa de cuatro.

Pero fue ahí donde el Villarreal se creció. Bacca la tuvo en el 87, con una gran acción individual que no se convirtió en gol de milagro, pero casi en tiempo de descuento, otra pérdida de Sisto ante Morlanes permitió que el Villarreal llegase al área celeste por medio de Bacca, Rubén Blanco salvó en primera instancia, pero tras dos rechaces Manu Trigueros acabó alojando el balón en el fondo de las mallas, castigando la racanería de un Celta que ha dado una triste impresión en su regreso a la competición.

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