Reforma de Marcador | ¿Tiene razón el Celta en su protesta?


El Celta publicó ayer un comunicado en el aseguraba que la reforma de Balaídos era una “inmensa chapuza”, enumerando siete puntos para sostener esta argumentación. Vamos a tratar de responder a estos puntos, para aclarar si el Celta tiene razón o no en sus protestas. 


1. Tal y como se ha diseñado la cubierta no habrá protección para la lluvia, que afectará prácticamente a la totalidad de la grada. Esto en un estadio ‘nuevo’ resulta absolutamente intolerable.

Según sostienen los ingenieros encargados del proyecto, cuando el estadio esté completamente cerrado no se mojará ningún espectador. Aquí lo más probable es que ninguna de las dos partes esté en lo cierto. Con el cierre de la grada de Gol se cortarán gran parte de la lluvia que entra por esa zona, pero con las medidas actuales de la cubierta, parece complicado asegurar que ningún espectador sufrirá esta incomodidad. 


2. La unión entre Tribuna y Río con Marcador supone diversos problemas. Habrá abonados y aficionados de Río Bajo que tendrán enfrente la grada de Marcador en lugar del terreno de juego, es decir, deberán girarse por completo para seguir el partido.

Siendo cierta esta afirmación, no lo es menos que ya en la actualidad sucede. Las gradas de Río, Tribuna Baja y Tribuna Alta no se modificarán de su actual estado, por lo que si eso sucede ya lo están sufriendo ahora sus abonados. Eso sí, es una pena que no se haga algo para corregirlo ahora que estamos en reformas. 


3. Las gradas serán totalmente diferentes y asimétricas. El engarce de los graderíos se ha realizado sin un mínimo criterio estético. La comunicación prometida entre las gradas para facilitar movilidad, accesos y evacuación se ha minimizado con una solución insuficiente. 

Vistas las infografías y los planos parece que es así. Incluso la cubierta externa es diferente a día de hoy en las gradas de Tribuna y Río, algo que estéticamente es mejorable. 


4. La reforma debe completarse con el acercamiento de la grada a cuatro metros del terreno de juego, tal como hizo el RC Celta en la reforma de Tribuna Baja, zona reformada y pagada por el club y única que colma las exigencias de comodidad y funcionalidad. 

La FIFA recomienda en los estadios de nueva construcción, o aquellas gradas totalmente reformadas, una distancia mínima de 6 metros en los laterales, y 7,5 en los fondos, por lo que estaría dentro de los estándares. Los últimos estadios construidos o remodelados en La Liga mantienen esa distancia con respecto a la portería, aunque seguro que a los aficionados les gustaría estar un poco más cerca. 


5. Especialmente hiriente para el celtismo son los plazos de ejecución de la grada, modificados sin explicaciones en diversas ocasiones y que acumulan un notable retraso que ha ocasionado perjuicios a aficionados y club. La reforma del estadio tenía que haber concluido en 2017...

Poca defensa tiene el Concello en este punto. Ya hicimos un artículo recientemente en el que resaltábamos los constantes retrasos en boca del Alcalde, que cada trimestre va retrasando el inicio de la obra, a pesar de que asegura que no lleva ni un día de retraso. 


6. Cabe recordar la campaña de abonados 2019/20, sin altas en Marcador, con listas de espera e imposibilidad de elegir grada en muchos casos dada la advertencia del Concello de que la reforma comenzaría el pasado verano. Casi un año después no se ha movido absolutamente NADA.

Otro punto en el que tiene razón el Celta. La pasada campaña de abonados estuvo marcada por el “inminente” comienzo de las obras prometido por Abel Caballero, causando un importante perjuicio al Celta y a sus abonados. 


7. Otro aspecto a destacar es el millonario sobrecoste que se ha ido acumulando desde que se anunció la reforma del estadio, que ni siquiera estará terminada en el centenario del club.

Sorprende que cada vez que se anuncia el proyecto, y ha pasado muchas veces en los últimos cinco años, el coste de la remodelación va en aumento. Este es un punto que debería aclarar el Concello, para explicar el porqué de esta subida. 


Para terminar nos gustaría que el Concello ofreciese argumentos sólidos a estas quejas, más allá del interés de Mouriño de irse a Mos o de la campaña electora de Feijoo. Y sobre todo pedir un esfuerzo a ambas partes, al Celta y al Concello, para sentarse, entenderse y hacer lo mejor para el Celta y para la ciudad de Vigo. 

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