El dueño del partido


Rafinha probablemente no salga en los highlights del empate logrado por el Celta anoche en el Bernabéu. No participó directamente en ninguno de los dos goles, y los focos podrían apuntar a cualquiera de los cuatro jugadores que sí participaron, pero cualquiera que haya visto el partido sabe que fue suyo y solo suyo. 

El internacional brasileño marcó el ritmo del encuentro. Se jugó a lo que él quiso, e hizo tambalearse a todo un equipo como el Real Madrid, que sufría cada vez que el centrocampista celeste contactaba con el balón. Es difícil encontrar un encuentro tan completo en un jugador del Celta en los últimos tiempos. 

Se merece un 10, y no uno del jurado del concurso de mates de la NBA, sino un 10 de verdad. Rafinha le dio pausa al juego cuando lo requería y vértigo cuando fue necesario. Su entendimiento con Aspas es brutal, y ambos se buscaron sin descanso durante todo el partido. Y cada vez que se encontraban había peligro en la portería rival. 

Forzó amarillas a los rivales, y si el colegiado se hubiese olvidado que estaba en el Bernabéu habría forzado la expulsión de Bale. No es de extrañar, ya que volvió completamente loco a los jugadores blancos, incapaces de pararlo. Rafinha atraviesa el mejor momento desde su llegada a Vigo, y no es casual que el Celta esté viviendo el mejor momento de la temporada. 

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