Un soplo de aire fresco por la banda celeste


El camino de un futbolista hacia Primera División no siempre es fácil. Algunos llegan sin dificultad, y otros tienen que pelear durante años para tener una oportunidad. Hasta ahí todo normal. Juan Hernández tuvo que destacar en el filial celeste durante dos temporadas antes de ganarse la oportunidad de formar parte del primer equipo. 

Sin sitio en el Celta, aceptó la oferta del Cádiz para seguir creciendo en Segunda División, donde debería estar cedido durante un año. Pero la mala fortuna se cebó con él en forma de lesión, y no cualquiera, sino uno de las peores, que la mantuvo fuera de los terrenos de juego por espacio de un año. 

Después de tantos años de esfuerzo, comienza a recoger los frutos, y está dispuesto a ganarse más oportunidades. Con lo que le ha costado llegar hasta aquí, no se va a rendir fácilmente. Dispuso de unos minutos ante el Real Valladolid, donde bordeó el gol. Anotó un doblete en la Copa del Rey ante la Peña Azagresa, y ayer volvió a aprovechar los minutos que tuvo con un gran rendimiento por la banda izquierda. 

Juan Hernández mostró un gran entendimiento con Iago Aspas, y ofreció al equipo algo que no tenía antes de su entrada. Regate, asociación y desborde para ganar línea de fondo y poner buenos centros. Su entrada al campo coincidió con los mejores minutos del Celta, hasta que el gol de Osasuna liquidó mentalmente a un equipo al que le cuesta mucho asumir los golpes que le da el fútbol. 

Quizás jugadores como Juan ayuden a superar ese problema. Pocos han recibido tantos golpes a lo largo de su carrera futbolística, y ninguno ha sido capaz de tumbarlo. Todo lo contrario que un Celta al que una simple brisa de verano es capaz de noquearlo. Por eso, y viendo que el partido de ayer no será para recordar, el extremo murciano fue un soplo de aire fresco por la banda. 

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