Filip Bradaric es el quinto jugador croata en la historia del Celta. Juric, Boban o Pranjic son alguno de los precedentes, pero es inevitable la relación de este fichaje con la de Stepjan Andrijasevic.
Los dos futbolistas nacieron en Split, separados por 25 años de diferencia, y 26 años después de la llegada de Andrijasevic al Celta llega Bradaric, también mediocentro, también cedido y procedente del Hajduk Split, aunque en el caso de su predecesor no venía directo del equipo croata, sino que había pasado previamente por el Mónaco.
El paralelismo entre ambos jugadores es evidente, aunque la situación del equipo era diferente. Aquel Celta seguía vivo en la Copa, y llegaría a la final, en gran medida por las actuaciones de Andrijasevic. Son inolvidables sus dos asistencias a Vlado Gudelj en el partido de vuelta de la eliminatoria de semifinales disputada ante el Tenerife en el Heliodoro Rodríguez López.
En Liga también sufrió el Celta, aunque acabó salvándose con aquel polémico partido de Valladolid en el que un empate les servía a ambos, al Celta para evitar la promoción, y al equipo castellano para esquivar el descenso. No se jugó al fútbol, pero ambos equipos lograron su objetivo.
El celtismo anhela que el rendimiento de Bradaric sea similar al que ofreció en su momento Andrijasevic. Solo con eso se habrá dado un gran paso a la permanencia, pero sería bueno tener paciencia con este jugador, ya que necesita adaptarse a la competición, al idioma y a la forma de jugar del equipo.
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