El últmo equipo de Óscar García antes de entrenar al Celta fue el Olympiakos. En Grecia vivió tres meses convulsos e intensos, que acabaron con la renuncia del propio técnico después de un empate ante el Levadiakos, tras el cual el peculiar presidente del equipo del Pireo, Evangelos Marinakis, multó a cada jugador con 400.000 euros y prescindió de toda la plantilla para contar con el filial hasta el final de la temporada.
El preparador catalán decidió presentar entonces su renuncia, según él mismo indicó, para darle más tiempo al equipo griego para preparar la siguiente temporada. Óscar llegó en enero de 2018, y firmó un contrato hasta el 30 de junio de 2019, al que renunció solo tres meses después de llegar a Atenas.
Pero su paso por la liga griega fue más complicado que eso. El 25 de febrero de ese mismo año, en un encuentro disputado ante el PAOK de Salónica, fue golpeado por un rollo de papel de caja registradora lanzado desde la grada, teniendo que ser hospitalizado y el partido suspendido.
Por ese motivo, a lo largo del día de hoy, han sido muchos los aficionados del equipo de Salónica que han sido muy críticos con el actual técnico del Celta, a quien tildan de actor, entendiendo que fingió en esa acción, y anunciando el descenso del equipo celeste por confiar en sus servicios.
El ambiente en aquel encuentro ya era hostil desde el comienzo, y se caldeó definitivamente con la suspensión de un partido que no llegó a comenzar por la agresión a Óscar.
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