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| Foto: RC Celta |
Las horas de Fran Escribá pueden estar contadas. El técnico valenciano, que ya quedó muy tocado tras la imagen del equipo y la derrota sufrida en Eibar, está en la cuerda floja tras un nuevo fracaso en Mendizorroza, un estadio maldito para el Celta en la máxima categoría. Pero más allá de la derrota, queda la sensación de impotencia del equipo durante casi todo el partido.
Y eso que no empezó mal, llegando incluso a adelantarse con un gol bien anulado por el VAR. En la primera media hora fue el Celta quien más propuso y quien más llegó al área rival, pero a partir de ahí el equipo se vino abajo y no hubo respuesta desde el banquillo. Además, la decisión de afrontar el partido sin laterales suplentes acabó siendo un desastre por la lesión de Hugo Mallo y Juncà. El equipo acabó jugando con tres centrales y en los laterales Brais Méndez y Sisto.
Veremos qué sucede en las próximas horas, pero los rumores sobre una posible destitución serán inevitables. El técnico valenciano parece haber agotado el crédito, pero no tanto por los resultados, actualmente el Celta está en puestos de descenso, sino por la imagen que ofrece el equipo. Le ha perjudicado un inicio muy complicado ante equipos complicados, pero cuando se ha enfrentado a equipos de su liga, las sensaciones son preocupantes.
Otra cosa es que la solución sea el cambio de entrenador, o si los motivos están en la confección de una plantilla que, por sus características, solo ofrece un plan de juego posible. Pero claro, siempre es más fácil cambiar una pieza que toda la plantilla.
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