El manual de la injusticia


Brais Méndez es una de las grandes perlas que ha dado la cantera del Celta en los últimos años. Internacional en todas las categorías, incluso en la absoluta, sobre sus hombros descansa gran parte del futuro del club. O descansaba, porque es probable que no dure mucho en el Celta, y hará bien. 

La actitud que ha tomado la afición con él es difícilmente explicable. Lo podemos ver en los comentarios en esta web y en otras muchas, y por supuesto en Twitter, donde el bueno de Brais ha tenido que leer de todo. Según la cuenta de Twitter “Afouteza e Corazón”, el jugador de Mos se ha visto obligado a cerrar su cuenta en esta red social debido a los insultos que recibía. 

Insultos. No crítica, aunque algunos no tengan muy claro hasta donde llega el límite de la crítica constructiva. Es evidente que se trata de un personaje público, y eso tiene cosas buenas, pero también las tiene malas. Los futbolistas conviven con eso a diario, saben que un fallo tendrá una repercusión enorme, pero todo tiene un límite, incluso la insensatez. 

A Brais le toca escuchar murmullos cada vez que le llega un balón, y por más que haga cosas muy buenas en cada partido, esa parte de la afición, que es muy grande, solo se fijará en lo que hace mal. Podéis hacer un experimento muy sencillo; Seguid a vuestro jugador favorito durante 90 minutos, y anotad todos sus errores. Cualquier jugador comete errores, el problema es cuando ese jugador se convierte en el centro de todas las miradas, y esos errores se magnifican. 

Pero Brais no solo comete errores, también hace muchas cosas buenas para el equipo. Y nunca se esconde a pesar de que sabe lo que pasará si comete un error. El problema de Brais es que muchos lo han sentenciado, y el “yo tenía razón” hace el resto. Lo tendrá complicado para congraciarse con la afición, porque además es de aquí, un chico de Mos, normal, que nos recuerda que alguien parecido a nosotros puede triunfar. Y nosotros no. 

Siemrpe recordaré cuando la pasada temporada, en el último partido de la temporada, Brais Méndez fue despedido con una sonora pitada. Lo suficientemente importante como para entender que una buena parte de Balaídos castigó su temporada. Es lícito hacerlo, pero lo sorprendente llegó cuando, al término del encuentro, Sisto salió a dar la vuelta olímpica saludando a la afición que le brindó una enorme ovación. A Sisto, el mismo que se pasó toda la temporada en la grada o en el banquillo, y cuyas actuaciones más destacadas llegaron en su cuenta de Instagram, explicando como se pasaba por el arco del triunfo la dieta impuesta por el club. 

Eso merece una ovación. Los errores de un chico de la cantera merecen una sonora pitada. Es para hacérnoslo ver. 

0 comentarios:

Publicar un comentario