Granada, una de las grandes rivalidades de la década


El tiempo ha pasado y es posible que el partido del próximo domingo sea un tanto descafeinado, pero esta década que está a punto de terminar estará siempre marcada por aquella eliminatoria por el ascenso ante el Granada en la Temporada 2010-11. Una contienda en la que el Celta salió perdedor, pero que sería el germen de lo que fue un renacimiento del celtismo que llevaría a la situación actual. 

Comparecía el Celta en aquella promoción de ascenso, la primera de la nueva era, después de cuatro temporadas en el infierno, y con la necesidad imperiosa de regresar a Primera División. La eliminatoria fue muy dura desde el principio. El Celta venció en Balaídos con un solitario gol de Michu, pero aquella eliminatoria no eran dos partidos de 180 minutos, y el Celta pronto lo comprendería. 

En un lance del partido de ida, Iago Aspas golpeó en la cara a Roberto, el meta del Granada, que por cierto había pasado por la cantera del Celta. La acción deja lugar a la duda. Tal vez Aspas habría podido evitar el contacto, o tal vez no, pero el Granada quiso aprovechar aquella acción para enardecer a su afición en contra del equipo vigués. 

En los días siguientes al primer partido, el equipo nazarí, a través de su canales oficiales, se dedicó a calentar el partido, publicando la foto de Roberto con la cara inflamada, y situando a Iago Aspas en el centro de la diana. El moañés fue recibido en Granada con carteles con la leyenda “Wanted. Se busca”, y el equipo recibió una lluvia de pedradas a su llegada al estadio. 

Dentro el ambiente era totalmente hostil, incluso para los periodistas, que vivieron una noche complicada en Los Cármenes. Las provocaciones llegaron al campo, con varios jugadores del Granada amenazando a los más jóvenes del Celta, entre ellos Hugo Mallo, que vivió una noche que no olvidará. A todo eso se unión un arbitraje nefasto, que perjudicó claramente al Celta, pero incluso así logró llegar vivo a la tanda de penaltis. 

El resto de la historia es de sobra conocido. Michu y Catalá fallaron sus lanzamientos, y el Granada se aseguró el pase a la final por el ascenso, donde eliminaría al Elche de Bordalás. Un año  más tarde llegaría el ascenso del Celta, y se encontraría con el Granada varias temporadas en Primera División siendo claramente superior en sus enfrentamientos directos, pero para la historia siempre quedará aquella eliminatoria de infausto recuerdo para el celtismo. 

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