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| Foto: LFP |
Una de las peores noticias del Celta en los últimos tiempos ha sido su drástica pérdida de identidad. Del equipo celeste todos conocíamos sus problemas defensivos, que en muchos casos se compensaban con una enorme facilidad goleadora, que convertían a la escuadra viguesa en uno de los líderes en anotación temporada tras temporada.
Todos los entrenadores que llegaban a Vigo intentaban mejorar al equipo en defensa, pero acaban dejando que los partidos se convirtieran en una locura esperando que los atacantes estuviese más efectivos que los rivales. Pero la lesión de Iago Aspas cambió totalmente al Celta. Los malos resultados propiciaron que llegaran los miedos y Cardoso intentase reforzar al equipo atrás.
No lo consiguió, pero progresivamente el equipo fue perdiendo chispa arriba. Primero solo llegaban goles a balón parado, después las ocasiones fueron escaseando y llegamos a la situación actual en la que el Celta acumula cuatro partidos consecutivos sin marcar un gol, y el anterior fue ante el Levante en el minuto 85 de ese partido con 0-3 en el marcador.
La crisis del Celta en ataque es lo que más preocupa al celtismo, porque el equipo nunca tuvo esa carencia. Sabíamos que atrás había problemas, pero los aficionados siempre confiaban en que los jugadores de arriba compensasen esas carencias. Este cambio de perfil del equipo desconcierta y frustra a una gran parte de la afición.
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