El Celta se desnuda sin Iago Aspas


Foto: LFP
Dos partidos de ausencia de Iago Aspas han bastado para que el Celta zozobre. En los últimos años hemos escuchado muchas veces una frase que ya sonaba a letanía: “Sin Aspas, al Celta le costaría mantener la categoría”. Una frase que ahora mismo resuena en la mente del celtismo. 

Lo cierto es que la presencia del moañés siempre ha ocultado muchas carencias. Han sido muchos los partidos literalmente salvados por el delantero celeste, con goles o asistencias que permitían al equipo mirar hacia arriba en lugar de hacerlo hacia las temibles plazas de descenso. 

Pero más allá de aspectos numéricos, la presencia de Aspas en el equipo aporta mucho más que goles y asistencias. El delantero céltico es el líder del equipo dentro y fuera del terreno de juego. Entiende el juego como pocos, y era el encargado de bajar cuando la circulación se complicaba, de echar una mano en defensa para tirar del equipo, y de mejorar la situación del juego cada vez que el balón pasaba por sus pies. 

En definitiva, es un futbolista diferencial. El Celta ha tomado riesgos en los últimos años fiando su suerte a la salud de un jugador. Y ha salido bien generalmente, hasta que Aspas ha tenido una ausencia más larga que un partido por sanción o una lesión leve. Ha perdido los dos partidos, ante equipos de la parte baja, a los que en teoría debería ganar. El celtismo anhela por su regreso, pero esta crisis no servirá de nada si el Celta no resuelve la excesiva dependencia que tiene de un único futbolista. 

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