El Espanyol fichó este verano a Borja Iglesias a cambio de los 10 millones de euros que marcaba la cláusula de rescisión del delantero santiagués, pero no depositó el coste de la cláusula, como hizo el Celta en el caso de Fran Beltrán, sino que negoció con el Celta el pago aplazado a tres años.
La contraprestación para el Celta fue la de quedarse con el 5% de una futura venta del futbolista. De ese modo accedía a flexibilizar el pago, confiando en que la revalorización del jugador le aporte jugosos ingresos económicos en el futuro. Y el gran rendimiento del ariete invita a pensar en ello.
Borja Iglesias ha marcado 9 goles en la primera vuelta, una cifra realmente buena para un jugador con apenas unos minutos de experiencia en Primera División antes de llegar a Cornellá. Desde Inglaterra apuntan al interés de varios equipos en sus servicios, entre ellos el Everton, y el Espanyol remite a estos clubes a su cláusula de rescisión, estipulada en 28 millones de euros.
El negocio sería muy rentable para el equipo barcelonés, pero si se cierra la operación en esas cantidades el Celta ingresaría 1,4 millones de euros, que se sumarían a los 10 que ingresará por el traspaso del futbolista.
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