En el nombre del bisabuelo


Foto: LFP
La ausencia del delantero Jonathan Calleri obligó a Paco Jémez a tirar del filial para completar su equipo ante el Celta. La solución para la delantera fue un joven atacante de 21 años, con poca experiencia en Primera División, y que esta temporada ha marcado 7 goles con el Las Palmas Atlético en Segunda B: Erik Alexander, conocido futbolísticamente como Erik. 

La casualidad quiso que fuese precisamente el tinerfeño el autor del gol de la Unión Deportiva Las Palmas volviendo a situar el estadio de Balaídos en la historia de su familia. Y es que 90 años antes de que Erik anotase su primer gol en la máxima categoría, su bisabuelo fue el encargado de marcar el primer gol en la historia de Balaídos. 

Graciliano Luis, nacido en el año 1898, también se ganó la vida como delantero, y así llegó al Celta en el año 1928. Con el Celta jugó apenas una temporada, en la que llegó a disputar 12 encuentros, anotando 2 goles, uno de ellos ante el Real Unión de Irún, en la inauguración del actual estadio del Celta, a finales de 1928. 

Formó delantera con míticos jugadores célticos como Polo, Reigosa, Chicha, Rogelio o Eguía. Aunque no disputó demasiados encuentros con el Celta, entró para siempre en la historia del club vigués, pues el 30 de diciembre de 1928, se convertía en el primer jugador que hacía un gol en el estadio de Balaidos, al anotar el primer gol de la goleada céltica (7-0), frente al Real Unión de Irún, en el partido de inauguración del estadio vigués. Era un día invernal, a media tarde, y el Celta formó con Lilo, Cabezo, Pasarín, Paredes, Cárdenes, Vega, Reigosa, Chicha, Rogelio, Polo y Graciliano.

Graciliano (1928)


A principios de 1929, Graciliano participó con el Celta en el torneo llamado promocional, del que había de salir un equipo para ocupar la plaza vacante entre los diez clubes que iban a componer la recién creada primera división.


El Celta, con Graciliano en el equipo, pasó la primera eliminatoria frente al Sporting, pero cayó en semifinales frente al Sevilla, conformándose con debutar en Segunda división, en el recién estrenado campeonato español de liga.

Tras dejar la práctica del futbol, Graciliano ejerció como entrenador, y falleció el 22 de junio de 1980. Su legado sigue vivo con la figura de su bisnieto, que ayer volvió a inscribir al Estadio Municipal, que nada tiene que ver con aquel en el que corría Graciliano, en su historia particular. 


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