El día que el Celta dio la sorpresa en Copa ante un equipo de Valverde


Ernesto Valverde como entrenador ha derrotado en múltiples ocasiones al Celta. La semana pasada, antes del partido en el Camp Nou recordábamos sus cifras, que dan miedo ante los célticos, y también os comentábamos que el único revés que había tenido ante los vigueses fue en una eliminatoria de Copa cuando los celestes estaban en Segunda División y él dirigía al Villarreal. 

El Celta de Eusebio Sacristán había superado al Tenerife en los dieciseisavos de final, gracias a un gol de Danilo, para mayor humillación de los tinerfeños, que militaban en la máxima categoría por entonces, pero nadie daba un duro por ellos en el emparejamiento de octavos ante el potente Villarreal, que compaginaba la Liga y la Copa con su participación en la Europa League. 

El partido de ida se jugó el día de reyes y acabó con empate a uno. Se adelantaron los amarillos, pero Arthuro marcó un gol de cabeza tras el cual retó a su público llevándose las manos a las orejas. El resultado invitaba al pesimismo, por el tanteo en sí, y sobre todo por la entidad del rival. 

La vuelta se jugó seis días después en El Madrigal. El Villarreal alineó de inicio a Diego López, Javi Venta, Marcano, Godín, Capdevila, Bruno Soriano, Marcos Senna, David Fuster, Cani, Cazorla y Llorente. En la segunda parte jugarían Pirés, el ex céltico Ángel, y Giuseppe Rossi, que años más tarde jugaría en el Celta. 

Eusebio apostó de inicio por un equipo repleto de canteranos, jugando de inicio con Yoel, Vasco Fernandes, Túñez, Noguerol, Botelho, Jonathan Vila López Garai, Mateo, Trashorras, Abalo, y Iago Aspas. En la segunda parte también jugaron Oriol Riera, Bustos y Hugo Mallo. Se quedaron en el banquillo Falcón, Saulo, Jordi Figueras y Toni. 

El partido transcurrió tranquilo, demasiado para los intereses del Celta. Las mejores ocasiones las puso el Villarreal, que se encontró ante un inspirado Yoel, que mantuvo a los suyos vivos en la eliminatoria hasta el último minuto. Sería entonces cuando una arrancada de Botelho acabó con el brasileño intentando internarse en el área y siendo objetivo de falta por parte de Ángel. La acción deja lugar a las dudas, ya que puede ser fuera del área, pero Fernández Borbalán señaló inequívocamente el punto de penalti, que transformaría con tranquilidad Roberto Trashorras. 

El gol daba el pase al Celta a los cuartos de final y dejaba muy tocado a Ernesto Valverde, que sería despedido tres semanas después tras una derrota en casa ante Osasuna. Fue una de las malas experiencias de Ernesto Valverde como técnico. En aquella ocasión era muy favorito y el Celta lo sorprendió. Seguro que ahora no se fía tanto. 

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