Foto: RC Celta |
Berizzo le echó el ojo desde el primer minuto. Lo fue guiando. Pape consideraba que era su padre futbolístico, pero no le supo ver un hueco en un primer equipo que contaba con futbolistas muy importantes en la medular. Desbancar a Radoja, Wass o Pablo Hernández no era sencillo, y el técnico argentino no se atrevió.
Pero su talento no se podía ocultar. Lo vio Pochettino desde Londres, y Florian Maurice desde Lyon. Y eligió Francia, que fue el equipo que apostó decididamente por él, y donde el idioma no será una barrera. Para el Celta es una buena venta, pero nos queda la pena de ver a uno de los nuestros lejos de Vigo. Se va embarcado, como socio del club, celtista para toda la vida y con el sueño de retirarse aquí. Si quiere lo hará.
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