El redescubrimiento de Pablo Hernández


Foto: LFP
Cuando Pablo Hernández fichó por el Celta, allá por el verano de 2014, las referencias que teníamos de él hablaban de un mediapunta de calidad y trabajo. Un futbolista que Berizzo conocía bien, pues había sido campeón con él en O’Higgins, y que se convirtió en la primera petición del técnico argentino a la dirección deportiva del Celta. 

Se hablaba del Tucu como el sucesor de Rafinha, que había jugado un año a préstamos y regresaba a la disciplina del Barcelona con el mismo técnico que lo había pedido para el Celta. Pronto nos dimos cuenta de que no tenía nada que ver con Rafinha. El fútbol eléctrico del brasileño contrastaba con el ritmo más lento del internacional chileno. No era desde luego su reemplazo. 

El primer año fue muy duro para el de Tucumán. Jugó mucho más de lo que la grada hubiese deseado, y esta explotó ya en la temporada siguiente en un partido contra la Unión Deportiva Las Palmas. Sería el inicio de un amor que será eterno entre gran parte de la afición y el jugador. Pablo Hernández no se rindió, nunca puso mala cara, jamás un mal gesto. Simplemente siguió trabajando consciente de que su momento llegaría. 

Y llegó. Se convirtió en uno de los imprescindibles para Berizzo y la grada, ahora sí, aplaudía su decisión. Pero si Berizzo lo conocía bien, parece que Unzué lo ha calado desde el principio. No fue titular en las primeras jornadas porque no llegó en forma a la pretemporada, algo que el propio futbolista reconoció con una honestidad que agranda aún más su figura. 

El preparador navarro decidió retrasar la posición del Tucu, poniéndole como ancla del equipo. Ya había jugado en esa posición en algún encuentro, pero siempre formando un doble pivote. Ante el Getafe jugó gran parte del encuentro solo, y la entrada de Lobotka en el minuto 70 mejoró al equipo. Unzué descubrió una pareja. Y repitió en Eibar con el resultado conocido. 

Hernández tomó el mando del equipo tras la media hora de juego y el partido quedó visto para sentencia. Primero con un bello tanto anotado de tijereta, y después repartiendo juego con criterio, desbaratando las intentonas de los azulgrana, y manejando a su antojo el tempo y el ritmo de juego. Sin duda se trata de un redescubrimiento que dará importantes beneficios al equipo. Se ha convertido en el jugador más en forma, y seguramente tenga momentos buenos y menos buenos este año, pero el de ahora es seguramente el más alto desde que juega en el Celta. Ya nadie lo discute. O casi nadie. 

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