Año 9 después de Aspas


Foto: Óscar Vázquez/La Voz de Galicia
Ayer se cumplieron 8 años del día en el que Iago Aspas se nos apareció en Balaídos. Fue un 6 de junio de 2009, un día inolvidable en la historia de Celta por la tragedia que se aventuraba y la bendición que precedió. El Celta llegaba a este partido ante un rival directo por la permanencia con tres puntos de ventaja. Después de este partido quedarían otros dos para terminar la Liga, y como el equipo vigués había vencido en la primera vuelta en Mendizorroza, una victoria le daba la salvación al Celta y enviaba al Alavés a Segunda B. 

Pero una derrota dejaría al Celta en una delicadísima situación, especialmente porque la trayectoria del equipo de Eusebio no invitaba a pensar en nada bueno, incluso aunque los dos próximos rivales fuesen un descendido Sevilla Atlético y un ya ascendido Xerez. Aquel equipo era capaz de lo peor, y eso lo sabía muy bien el celtismo, que acudía al desenlace de la temporada con un pánico atroz. 

Aquel sábado de junio, el Celta se jugaba la vida sin dos de sus delanteros. Dinei y Guilas no podían jugar por diversas razones, y Eusebio tiró de la cantera para sustituirlos convocando a Joselu, que ya había disputado algún partido en aquella Liga, y Iago Aspas, un futbolista más veterano, pero que nunca había defendido la camiseta del Celta en Balaídos. 

En el minuto 59 Eusebio miró a la banda y llamó al moañés, que corrió ligero para recibir sus indicaciones antes de saltar al campo, ante la ovación de Balaídos. Aspas nunca había jugado con el primer equipo en Balaídos, pero no era un desconocido para el celtismo. En el filial acumulaba más de 80 partidos en los que había marcado 11 goles, formando una gran delantera con Dani Abalo y Goran Maric. 

Nada más saltar al terreno de juego, Aspas comenzó a liarla y casi marca a los pocos minutos. Bernardo lo evitó en dos ocasiones, pero no pudo pararlo en el minuto 80. Balaídos casi se cae con un gol que devolvía la esperanza, frustrada 8 minutos después con un gol del Alavés, anotado por Juanjo a pase de Óscar de Marcos. 

Cuando Balaídos se vino abajo, casi de forma literal, fuer en el minuto 93. Jordi Figueras botó una falta en campo propio, Jonathan Vila cabeceó atrás, David Rodríguez recogió el balón y su disparo fue repelido por Bernardo, que no pudo evitar que Aspas anotase en el rechazo. El Celta estaba salvado. 

A partir de ese día, la historia es de sobra conocida por todos. Aquel joven futbolista acumula hoy en día 94 goles con el Celta en 243 partidos oficiales, y ha entrado en la historia del club por derecho propio. Hoy empieza el noveno año después de Aspas, porque si el Celta tiene un mesías ese es Iago Aspas. Por cierto, ¡Cómo pasa el tiempo!. 

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